¿Qué nos está pasando? ¿Qué hacer? ¿Qué no?

Se acerca un nuevo otoño. Años atrás llamábamos previsiones “calientes” al final de la pausa veraniega. Hoy en día la situación inquietante ha cambiado en profundidad, en calidad y cantidad y nos encontramos -para quien quiera mirar y ver- en un escenario de tierra calcinada, de reservas agotadas, de incertidumbres angustiantes, de certezas por el contrario amenazadoras.

Los próximos meses no serán tan insoportablemente tórridos en temperatura pero los pronósticos razonados son de otro tipo de incendios y de una prioridad generalizada por la más elemental supervivencia. Obvio reiterar que hablo de lo que tengo más cerca y más me interesa: de personas de a pie, de las clases pobres, asalariadas, y subalternas. Las minorías plutocráticas con negocios oscuros a reventar seguirán creciendo de forma obscena, y en la desigualdad que les separa de los demás mortales

Los trastornos obedecen a una lista desgarradora de impactos incuestionables: la sindemia de pandemias sucesivas y simultáneas, o consecutivas, es un fenómeno histórico. Para no llenar hojas con todo lo suficiente con enumerar, vamos poniéndolo aquí: crisis climática, crisis sanitaria pandémica, crisis bélica, crisis militar, crisis nuclear, crisis energética, crisis económica, crisis de sostenibilidad, y más aún, crisis de valores, y por último crisis de esperanza. No exagero si usamos la concepción de involución del paradigma histórico

El hecho de una guerra en Europa, cuando suelen olvidarse las decenas de conflictos bélicos permanentes y recidivantes en otras partes del globo, todo lo radicaliza, y todo lo militariza. El término PAZ decae y se desnaturaliza. España y sus gobiernos participan de forma servil, sumisa, y precipitada alineándose con los intereses partidistas más impresentables de Estados Unidos, mediante una OTAN verdadera máquina de guerra. Y en esta dinámica se incorpora por activo a la guerra, cambia posiciones y compromisos históricos internacionales (Sáhara occidental, Palestina, Latinoamérica, África…), y se postula de ejemplo europeo y mundial de donante de armas, más gasolina a la hoguera, en una muestra de acatamiento a las indicaciones/órdenes de los intereses de Biden y su estructura. Un obsequio inútil y carísimo que es necesario financiar con las migradas economías del presente.

En mi microeco-sistema las situaciones personales más cercanas son muy preocupantes.

He de percibir dosis de DOLOR por las pérdidas que también a título personal se han disparado recientemente. Pero también de la TRISTEZA de los retrocesos concatenados. Esto determina una atmósfera de AÑORAMIENTO por las pérdidas humanas y de los valores que un día nos congregaron en una lucha exitosa (por no llamarla victoriosa) en avances muy importantes en condiciones de dignidad y calidad de vida, Unos tiempos vividos de esperanza cuando tocábamos con las manos, los corazones y las neuronas los pasos adelante hacia unas sociedades que deberían ser el futuro.

CONFUSIÓN, en el marasmo de una tormenta mediática y conceptual donde los mantras mercantiles y del negocio y la competencia se han impuesto sin vergüenza ni maquillaje. Impunidad aliñada con veneración social y política por la depredación y el neo-esclavismo. En mi mundo de la salud y la sanidad, la constatación cruel de ver cómo han liquidado de hecho el sistema público de salud hacia beneficios privados de una insolencia y magnitud inimaginables. Lo mismo en otros derechos y prioridades sociales como la educación o los cuidados sociales o en las dependencias. El relato de las calamidades en salud y sanidad (publicas, no confundir con los flamantes negocios mutuales y privados) es ya la noticia conocida de cada día y en cada territorio. Calamitoso lo que no se dice, lo que se explica perversamente a base de eufemismos mentirosos, y también lo que ni aparece apenas en medios de comunicación. Como es ahora mismo el llamado Tratado pandémico que maneja la OMS y que lleva meses de elaboración internacional, bajo el objetivo explícito de validar una “autoridad” mundial que tenga capacidad y competencia para arbitrar estrategias por los intereses que considere y por encima de los gobiernos, de los estados y por supuesto sobre cualquier consulta o control democrático. Vista la reciente actuación de la institución es para temblar

RABIA, palpando como aquellas conquistas históricas ganadas a pie de calle y de luchas, han terminado en beneficios contables y de cuotas de poder. Aquellas a las que tantas personas le dedicaron buena parte de su vida. RETORCIJÓN de estómago y tripas en una exhibición de corrupción a cualquier nivel de gobiernos o administración, básicamente públicos. DEMOLICIÓN de principios éticos y exaltación de la dominación DE toda violencia, la de género como clamor, el racismo, la alienación.

PARASITACIÓN incluso de los más loables sentimientos de conmiseración o solidaridad, bajo lucro del llamado filantro-capitalismo. La manifiesta ausencia de amor, humor, con la rendición de los vencidos sin luchar que supone la resignación, acomodación, escapismo inútil por individual. Lo del SOBREVIVIR, como en un plató de programa amarillo basura

Acepto que hay mucho de subjetivo en estas reflexiones. Naturalmente. ¿Y LA POLÍTICA? No se la espera. De ahí el ¿qué hacer de los clásicos? Y el qué no hacer de los/las escépticos, frustrados, engañados.

Acabando el abstracto de mis mensajes: … si no hacemos nada más, nada nuevo, nada insurgente y ambicioso, los carriles de la vida actuales nos llevan de derecho al precipicio. La situación, ahora ya confesada, del sufrimiento y las enfermedades mentales no son más que la muestra diagnóstica del desbarajuste presente y sobre todo un negro aviso pronóstico de futuro.

A pesar de esta panorámica tan tremenda es justo y necesario decir también que las cosas podrían/tienden a empeorar. Sería el caso de sufrir gobiernos de clara definición derechista, ultra conservadora, neoliberal en economía y reaccionarios en derechos y políticas sociales. Hay que reconocerle al presente gobierno central algunos méritos y avances aunque sea a ratos. Pero todo el eje sociopolítico ha basculado hacia las derechas más populistas y peligrosas.

Así pues ¿QUÉ HACER? Sin espacio para disquisiciones academicistas, importa aceptar de entrada el mayor reto. La disyuntiva: ¿adelante o atrás?, medido en civilización. ¿Revolución- y re-construcción, o involución-reacción? Alimentar ilusiones- ilusionismos, o poner sobre la mesa, con toda la firmeza y claridad, la recuperación de principios y valores. Proclamar el derecho democrático y universal a intervenir y co-decidir, criticar y ser autocríticos. El «basta, hasta aquí» o el moderno «reset» y reinicio

Crecer, y no sólo en perspectiva de recuento de papeletas electorales que queda corto si no se propone y se practica aglutinar y aprender de experiencias, escuchar en abierto y cambiar. Encender la esperanza. Una vía puede ser una RECONSTRUCCIÓN DE UNA REPÚBLICA SOCIALISTA, FEDERAL, DEMOCRÁTICA Y POPULAR.

¡¡Puestos a aspirar, que la lucha valga la pena!!

(Visited 203 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario