Neutralidad representativa, eje del respeto por la libertad y la democracia

Víctor Terradellas, implicado en los ridículos tejemanejes de los nacionalistas catalanes con Rusia, abandonaba su partido Junts, lamentándose de que los órganos de dirección hubiesen actuado sin “ningún tipo de neutralidad”…. ¿Acaso la esperaba? Los lideres de cualquier régimen político, abjuran de la neutralidad porque venden su doctrina. Los que la compran no serán en ningún caso neutros; por eso, la compraron. Sin embargo, los directivos de una asociación, civil, sanitaria, profesional, educativa o deportiva, que suele reunir a numerosas personas con objetivos, solo vinculados a la asociación, están obligados a respetar la neutralidad ideológica de los socios, pues la dirección los representa a todos. Posicionarse de parte vulnera flagrantemente la libertad de los asociados.

Ese es el sentido de la  neutralidad. Cualquier individuo que a título personal o como grupo pretenda liderar una asociación no política, debe excluir su particular ideología. La ANC, fiel servidora del nacionalismo radical, trata de hacerse con toda asociación o colegio, para implantar allí su doctrina totalitaria. Lo que menos importa de esta inmoral estrategia es la propia asociación. El objetivo es hacerse con su dirección para implantar ideología. El “ataque” de las huestes separatistas  suele dejar confusos a los socios, sobre todo si son contrarios a la ideología que se intenta imponer. Un ejemplo “sangriento” de esta situación lo encontramos en las universidades catalanas, tomadas prácticamente por rectores oportunistas, que nunca hubieran ascendido por méritos propios, pero que han encontrado en la amoral elección a dedo una manera de medrar y ascender, solo con venerar “la causa”, la sientan propia o no.

El escenario universitario ha sido siempre “el oasis de cultura, conocimiento y dialogo”, así que, con esta intromisión ideológica, el propósito constitutivo ha quedado hecho trizas. Estos rectores como buenos estómagos agradecidos, no solamente animan las consignas involucionistas, si no que permiten que se tilde de fascistas a los que se oponen a ella. Ante el constante acoso y humillación sufridos, en progresivo goteo, muchos profesores brillantes ya se han ido marchando de Cataluña, y muchos otros se lo están pensando. Los lectores o doctorandos extranjeros ya ni aparecen, pues ha corrido la voz de lo que aquí les espera. Las pancartas de rechazo contra cualquiera que les cuestione surgen a la más mínima reivindicación, llegando al ataque físico que los rectores ignoran, mirando a otro lado. Por ello, el inicial éxodo judío de expulsión nazi puede considerarse ya una correcta comparación. En el colmo del despropósito la Universidad ha llegado a aceptar un ejercicio de blanqueo institucional de los 4 cuatro ex presidentes de la Generalitat independentista, todos ellos imputados, prestándose encantados a ello, ante el sentimiento de  vergüenza ajena de la comunidad docente.

Esta descarada invasión de la libertad de pensamiento ha propiciado que se levante un muro de resistencia contra la que es ya una clara dictadura. El objetivo central de esa resistencia es recuperar la neutralidad, perdida pues nadie y menos en el siglo XXI acata un régimen autoritario del tipo que sea. Desde aquí mi profundo respeto, reconocimiento y admiración por los denodados esfuerzos de este grupo de más de 200 profesores y catedráticos que conforman “Universitarios por la convivencia” -colectivo al que me siento orgulloso de pertenecer- cuyo objetivo vertebral es el recuperar la neutralidad y la libertad de pensamiento de la academia. Más allá de los estragos sufridos en la convivencia vecinal y familiar de la ciudadanía, algún día, estoy seguro, se llegará a reconocer también este tremendo daño infligido a la comunidad universitaria.

Hacerse con las instituciones de un país es un ejercicio histórico de los regímenes dictatoriales. Cataluña sufre pues, desde 2012, con el interesado abrazo de Más a la independencia, lo que denominaré como “invasiones bárbaras”estrategia política involucionista consistente, en apropiarse del gobierno de una institución para imponer un régimen ideológico totalitario, estrategia jaleada y subvencionada por el post gobierno golpista. Todo lo contrario, pues, de la neutralidad de representación. Los invasores no tienen el más mínimo proyecto ni interés por la institución, y como peña sectaria, cuasi religiosa que sigue las instrucciones del gurú de turno, la “asaltan a saco”, a toque de corneta. Se trata de una aún más perversa versión del mayor engaño catalán: “derecho a decidir sí, pero lo que yo te diga”.

Compartiendo gobierno en mi colegio profesional durante ocho años, mantuve una estricta neutralidad -que al salir yo del gobierno, no tardó en perderse- descartando de plano, el referéndum asociativo que fanáticos colegiados nos planteaban, con la pretensión de poder constatar el grado de división del colectivo. Afrontamos en 2018 una candidatura que ya solo por su lema instaba a la parcialidad: “psicólogos por la república”. Hoy, afortunadamente, aunque la ANC sigue manteniendo su sectorial de colegios profesionales “a invadir”, se trata de un movimiento decadente.

Otro ejemplo de vergonzosa invasión, lo sufre la Cámara de Comercio, entidad de gran arraigo, tomada, con malas artes, hace años, ya en el periodo electoral, utilizando la citada “sectorial de colegios” de la ANC. El juez acaba de confirmar la sentencia: las elecciones deberán repetirse. Sociedad Civil Catalana, afortunadamente, dispone también de una sectorial de colegios, pero justo para lo contrario: promover una estricta neutralidad de representación. En su reciente escuela de verano, la neutralidad ha sido su eje vertebrador. La resistencia a la oscuridad y al borreguismo que ofrece el nacionalismo, crece como la espuma en Cataluña y terminará, por mucho sacrificio que nos cueste, por librarnos de este inesperado yugo con flechas”, que no supimos ver venir. Como nos dice Ayn Rand; «Cuando repares que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un sacrificio personal, entonces podrás afirmar sin temor a equivocarte que tu sociedad está condenada».

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1 comentario en «Neutralidad representativa, eje del respeto por la libertad y la democracia»

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