Laporta se aísla aún más en su ‘camarote’ para sentirse respaldado

Directivos que no son de su cuerda, Ferran Reverter y Mateu Alemany lo han dejado solo en el día del Forensic y en la presentación de los fichajes de las rebajas de enero

Las ausencias y presencias en los actos de los últimos días protagonizados por Joan Laporta son significativas del estado de las relaciones entre algunos ejecutivos del club y un presidente que, definitivamente, se siente mucho más cómo rodeado de su ‘camarote’ que de los altos cargos como Ferran Reverter (CEO) o Mateu Alemany (foto), director del fútbol profesional, ambos desaparecidos en las ruedas de prensa más destacadas de esta semana.

Mateu Alemany, teórico responsable de todos estos fichajes insólitos como el de Adama Traoré y Aubameyang, se han convertido en un personaje invisible al que, sin embargo, el presidente no ha dejado de elogiar y de agasajar con comentarios que, en ningún caso, harían pensar en alguna desavenencia. En la trastienda, sin embargo, la relación se ha enfriado y Alemany no ha querido dejarse ver en la puesta de largo de jugadores que refuerzan la delantera y que aparentemente convierten al Barça en el club más activo y comprador de Europa (hasta cuatro fichajes para atender las teóricas demandas de Xavi) en este mercado de invierno. 

Por cantidad, sí. Otra cosa es la verdadera consistencia, solidez y trascendencia de estos refuerzos que, para quien conozca a Mateu Alemany, no son convincentes, pues Ferran Torres era suplente y muy caro; Dani Alves es un refuerzo del todo innecesario exclusivamente decidido por Laporta para hacerle un favor a un futbolista de 38 años; Adama Traoré responde a una operación a mayor y único beneficio de su agente, Jorge Mendes, y la compensación a la extraña cesión-traspaso de Trincao el verano pasado cerrado con el Wolverhampton. 

Todo indica que la broma le costará al Barça 30 millones, con una buena comisión para el agente portugués, íntimo amigo de Laporta. Y, por último, Aubameyang, un futbolista casi retirado de 32 años tras dos años de ostracismo y declarado en rebeldía contra su entrenador en el Arsenal, el ex-azulgrana Miquel Arteta. Un futbolista que, de pronto, se baja el sueldo a cero prácticamente para llegar al Camp Nou con la perspectiva de quedarse hasta 2025 cuando haya cumplido los 36 años. 

Como nada es gratis en el fútbol, mucho menos a ese nivel, el Barça no podía inscribir a nadie más si no venían como Adama y Aubameyang, sin ficha, razón por la que no será hasta el día 1 de julio cuando se ajusten cuentas que no han sido, una vez más, trasparentes.

El verdadero éxito de Mateu Alemany habría sido renovar o traspasar a Ousmane Dembélé, con el que no ha habido nada que hacer, entre otras cosas por la reacción compulsiva y chulesca de Laporta de amenazarlo y de castigarlo preventivamente si no aceptaba quedarse en las condiciones que le ofrecía el Barça. Para colmo, el propio Laporta ha dejado dicho que si Xavi lo necesita pues que lo haga jugar porque al final tanta amenaza con echarlo, rescindirle el contrato y mandarlo a casa sin dejarlo entrenar no se han cumplido. El Barça conocía los derechos del futbolista y, finalmente, no ha tenido otro remedio que respetarlos para no provocar, encima, un conflicto laboral o contractual.

Otro embuste descontrolado que ahora le toca gestionar a Xavi, que según declaraciones suyas de dos años atrás, no es, precisamente, el primer fan de Aubameyang. La solución de amontonar delanteros en un equipo que, básicamente, lo que sufre es el síndrome de falta de gol provocado por la ausencia de Messi, no parece que sea del agrado de Xavi ni tampoco de Mateu Alemany, sobre todo porque como ya es público y notorio, Laporta no consulta este tipo de decisiones. 

Su argumento ahora, verbalizado por Jordi Cruyff, al que le toca justificar fichajes y operaciones que no tienen ni pies ni cabeza, es que Xavi dispone de más delanteros que el resto de sus rivales y que, además, puede recurrir a Dembélé si le hace falta.

Fuentes próximas a Xavi confirman que esta fórmula de acumular delanteros en las rebajas de enero no sería ni la mejor ni la más idónea. Xavi hubiera preferido poder contar con Dembélé, un conflicto que la actualidad y los resultados pueden avivar si las cosas no mejoran en juego y resultados este mes tan decisivo para el equipo que empieza este domingo con la visita del At. Madrid al Camp Nou. 

La no renovación ni salida del delantero francés se apunta como el motivo de que se haya enfriado la relación entre Mateu Alemany y un presidente, que desoye sus sugerencias y que prefiere seguir la opinión de su núcleo duro integrado por Rafael Yuste, Enric Masip, Manana Giorgadze, la hija y el novio de su jefa de gabinete, Mercè Garriga, y Alex Santos cuando le dejan hablar.

Lo mismo ha ocurrido a nivel económico con el paso atrás de Ferran Reverter, desaparecido en combate desde que se llegó a ese punto final del Forensic. El CEO, un personaje también prepotente, soberbio y ávido de inmersiones mediáticas, no quiso aparecer en la siniestra puesta en escena de la presentación del martes pasado en la que al vicepresidente económico, Eduard Romeu, al que le quedan dos telediarios ahora que su aval ya no vale nada, le tocó someterse al triste papel de repetir el cuento de la mala situación económica del club a su llegada el 7 de marzo del año pasado. Un relleno inútil, aburrido y desvaído para que nadie pudiera decir que el área económica no pintaba nada en el gran día del Forensic. 

No parece que internamente el club respire, en absoluto, unidad ni armonía. 

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