Laporta presenta el ‘forensic’ cuatro meses después que se lo pidiera Bartomeu

La junta y Ferran Reverter han pospuesto hasta cuatro veces el anuncio de los presuntos actos delictivos de la anterior directiva

Josep Maria Bartomeu

La actualidad azulgrana, al menos para la junta directiva de Joan Laporta, sigue priorizando el control mediático, a la apariencia de buen gobierno, por encima de la propia gestión del club, que sigue imparable en cuanto a deuda y gastos mientras no llegan noticias ni el menor rastro ni expectativas que presuman la llegada de nuevos ingresos ni operaciones compensatorias de las pérdidas que, hoy por hoy, amenazan agudamente al Barça. 

Al extremo de que si se viera aún más contra las cuerdas podría verse obligado a vender deprisa y mal una o varias de sus piezas con cierta cotización en el mercado.

Es decir, un escenario real inverso y opuesto a la sensación que se pretende dar de altísima competitividad en el mercado, incluida la posibilidad de estar en la puja por Haaland, la joya goleadora por la que suspira cualquiera de los grandes de Europa.

La caída de espectadores y en general el alejamiento de los socios de tanta y tanta promesa de tiempos mejores que no acaban de llegar puede provocar un estado de desánimo y de desconfianza que a duras penas trata de evitar Xavi Hernández, que no ha clasificado al equipo para la Champions y que se enfrenta a graves problemas de continuidad y efectividad en el juego, como se vio el sábado frente al Elche en el Camp Nou.

Sólo la respuesta de los más jóvenes de la Masia y de la casa aportan un soplo de aire fresco y de esperanza en un equipo que sigue sin consolidarse ni mandar en los partidos, tanto en el juego como en el marcador.

De ahí que Xavi haya exigido fichajes para este mercado de invierno, un delantero (Ferran Torres o Cavani, o incluso ambos) que no podrán entrar, en cualquier caso, si no hay salidas que produzcan ingresos o liberen margen salarial.

La necesidad de distraer la atención y de poner el foco en otros aspectos de la vida del club se ha hecho perentoria y obligada desde el aparato mediático, motivo por el que se ha convocado por enésima vez a la prensa para ofrecer los detalles de los presuntos y graves delitos cometidos por la junta de Josep Maria Bartomeu.

Ahora, esta amenaza llega teóricamente documentada por el resultado del informe ‘forensic’ encargado sobre aquellos aspectos de los que la ‘due diligence’ pudo revelar dudas o incertidumbres.

Nueve meses después de abrir y de rebuscar en los cajones, ésta es la última oportunidad para Joan Laporta de cumplir con la más reiterada y gastada de sus amenazas de llevar a la junta de Josep Maria Bartomeu ante la justicia como única e inevitable consecuencia de la que, como viene anticipando incluso desde antes de las elecciones, ha sido una gestión opaca, irregular, delictiva e ilícita por su parte.

El caso, sin embargo, es que hasta la fecha esas bravatas e intimidaciones han sido sólo palabrería y humo por parte de Laporta, que no ha dudado en generar esas expectativas a sus directivos, a su entorno, a su círculo de ‘pirañas’ (intelectuales y mediáticas) y a los miles de socios a los que ha convencido -con la ayuda inestimable de la prensa- de que Barromeu es poco menos que carne de presidio.

Ya anunció antes de la primera asamblea, el 20 de junio pasado, que correría la sangre. Lo que ocurrió, sin embargo, es que el propio Laporta pidió aprobar las cuentas de la temporada 2019-20 formuladas por Bartomeu bajo el argumento, según las propias palabras de Laporta, de que “la liquidación reflejaba fielmente los estados financieros del club”. 

Eso sí, dejó abierta de par en par la posibilidad del pesado rodillo penal que le pasaría por encima a la anterior junta como resultado de la ‘due diligence’.

Fue como resultado de la tardanza en la presentación de los resultados de esa auditoría legal que el propio Josep Maria Bartomeu se lo pidió y exigió, a la mayor brevedad, en una carta personal en pleno y cálido verano, una vez cerrado el ejercicio.

La respuesta de Laporta, llena de insultos e invectivas, de ataques y reproches, se produjo en el marco de una convocatoria de prensa bajo el título ‘Presentación de la due diligence’. Con la sala de prensa a reventar, el monólogo de Laporta, lleno de datos falseados y manipulados, no aportó nada nuevo al viejo relato sobre la herencia de Bartomeu, sugiriendo que detrás de una mala gestión sólo podía haber fechorías penales. 

Eso sí, con la advertencia de que en la futura presentación económica previa a la asamblea, toda esa ‘porquería’ saldría por fin a la luz. Del contenido y presuntas anomalías que la ‘due diligence’ había de destapar, nada de nada. De hecho no se dieron resultados ni datos que no se hubieran filtrado sobre pérdidas del ejercicio covid.

Cuando llegó el gran día, el más señalado de todos, en el que Ferran Reverter, el CEO, había de abrir la mano para darle a Bartomeu la gran bofetada, coincidiendo con la presentación del cierre de la temporada 2020-21, en el primer minuto se justificó diciendo que, visto lo visto, se había encargado un análisis más a fondo y profesional, un ‘forensic’, sobre de los rincones más oscuros de la contabilidad de Bartomeu por si cabía exigir responsabilidades. “Siempre y cuando -aclaró- así lo determinen los expertos”, refiriéndose a peritos contables y abogados penalistas.

Fue la misma parca y decepcionante respuesta a todos los socios que, en las dos partes de la última asamblea, le pidieron a Laporta que encerrase a Bartomeu en la cárcel. Ni por asomo se planteó esa posibilidad, aunque sí se aprovechó el caldo de cultivo para colarle a los compromisarios 400 millones más de pérdidas de las que tocaban, como si la anterior junta tuviera alguna responsabilidad. 

Javier Tebas se encargó de recordarle a Laporta que esas cuentas no eran en absoluto reales ni atribuibles a nadie más que a la junta actual, la única con facultades para formular las cuentas, unas únicas cuentas, le recordó a Laporta el presidente de LaLiga.

Y de nuevo volvió el silencio, las advertencias, las sombras y el sembrado de sospechas que, dicen, ahora sí han convertido finalmente en certezas y argumentos para llevar a la anterior junta ante los tribunales. 

Lo han anunciado para este miércoles en la presentación del resultado del informe ‘forensic’ que el propio Bartomeu le había reclamado hace más de cuatro meses ante la dilación y la inacción, le había reprochado al actual presidente, en aclarar a los socios esos delitos, si los había. 

Cuesta creer que Laporta y su núcleo, tan sediento de venganza, rencor y resentimiento, se vayan a presentar otra vez con las manos vacías después de nueve meses anunciando que ‘viene el lobo’. 

O puede que le den forma, de nuevo, a las calamidades ya explotadas y gastadas sobre fichajes muy caros y poco rentables, contratos elevados y la investigación sobre el Barçagate que, como está en los tribunales, no cuenta. También puede que entren en juego los pagos a periodistas, hasta la fecha todos con factura, o un recuento de todos los pagos de la parte ya iniciada del Espai Barça, pagos que si los hace Laporta son una inversión y si los hacía Bartomeu representan un coste injustificable.

Por desgracia, la convocatoria sobre el ‘forensic’ será la última del año. Seguro que muchos socios hubieran preferido que la prensa pudiera contar y cantar la llegada de un nuevo y generoso patrocinador para la camiseta o para los Naming Rights, u otra línea de recursos que no hubiera de suspender como la de los NFT’s con Ownix de Moseh Hoghe, el amigo y ex-socio de Laporta, detenido por estafador y agresor sexual. Malas noticias que, como el caso Benaiges, hay que tapar como sea.

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