La Iglesia ha abierto una macroinvestigación sobre los abusos sexuales a menores cometidos por 251 miembros del clero y algunos seglares de instituciones religiosas desde los años 30. El diario El País les ha entregado al Papa Francisco y al presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Omella, un informe en el que recoge los testimonios de al menos 1.237 víctimas.
Según informa el diario del Grupo Prisa, el Papa Francisco trasladó el dosier de inmediato a la Congregación para la Doctrina de la Fe, la institución que coordina la investigación de la pederastia en el mundo católico y que dirige el jesuita español Luis Ladaria. Es el resultado de una investigación iniciada hace tres años, tiempo en el que se han recabado más casos que los que la propia Iglesia ha reconocido en dos décadas.
Los datos recogidos llegan hasta 2018. En la mayoría de los relatos, las víctimas se refieren a pederastas que abusaban de decenas de niños y conductas que eran un “secreto a voces”, en muchos casos encubiertas por los propios colegios u órdenes religiosas.
Hasta ahora, la CEE se ha negado a crear una comisión independiente para escuchar a las víctimas y revisar su pasado. Otras conferencias episcopales ya las han puesto en marcha, como en Estados Unidos, Alemania o Francia. De hecho, el Papa Francisco ha felicitado a los obispos franceses por su determinación en la investigación.
Las normas aprobadas por Francisco desde 2019 para acabar con el encubrimiento obligan a cualquier obispo o superior religioso a abrir una investigación interna ante cualquier información de un posible caso. El Vaticano recoge en el vademécum de julio de 2020 sus reglas sobre cómo afrontar este tipo de situaciones. En ellas, se explicita que las investigaciones deberán durar un máximo de 90 días.
