Mucho se ha escrito sobre lo ocurrido en Cataluña en el otoño de 2017 y “muchas de las cosas que se han escrito”, dice Marta Rovira, “son tan contradictorias” que le llevan a reírse. Pero, al menos por el momento, ella declina tomar papel y bolígrafo para explicar su versión de los hechos porque “escribir determinadas verdades harían mal al independentismo, restarían, y yo quiero ganar”, reconoció ayer la secretaria general de ERC en el Preguntes Freqüents de TV3.
Marta Rovira apuesta por avanzar y no quedarse estancados en aquellas semanas de octubre, pero dijo haber hecho “autocrítica” de lo acontecido antes y después del referéndum del 1-O y explicó que, en su momento, pidió “ser fieles al mandato democrático”, pero que no estuvieron “a la altura”. Y añadió: “En 2017 estábamos preparados para hacer el referéndum, no había otra opción, pero ahora no lo estamos para volverlo a hacer”.
La secretaria general de ERC atendió a TV3 desde Suiza, donde se instaló en marzo de 2018 para no afrontar la causa que el Tribunal Supremo cursó contra ella. Allí, comentó, puede cumplir sus “objetivos personales y políticos” sin libertad de movimiento: “Nunca he salido de Suiza ni saldré. Me expongo a una euroorden y a ser extraditada. Además, no tengo inmunidad porque no soy europarlamentaria”. Y se resigna a no poder volver a Cataluña de momento: “Nos toca aguantar el exilio y denunciar la represión política”.
El conflicto político catalán, considera Rovira, “debe condicionar” también la negociación con el Gobierno central de cara a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. “Somos claves para aprobar los presupuestos, no hay mayoría alternativa, y tenemos que aprovecharlo”, dijo desafiante.
No es suficiente, entienden los republicanos, haber logrado sentar al Gobierno de Pedro Sánchez a la mesa “de negociación, que no de diálogo”. Sus propósitos y líneas rojas son evidentes: “Si no sale una solución política basada en un referéndum y en el fin de la represión, nos levantaremos de la mesa”. Y de hecho, reconoce que ya se están preparando para abandonar el diálogo si no logran materializar sus aspiraciones: “Levantarnos de la mesa es uno de los retos que tenemos”.
