La estabilidad parlamentaria del gobierno catalán está en cuestión. Desde Presidencia de la Generalitat juran y perjuren que la mayoría independentista de la investidura de Pere Aragonès es estable y que confían que la CUP no fallará en la hora de negociar y votar leyes y presupuestos.
Pero, como suele pasar cuando todo recae sobre la CUP, los anticapitalistas saben que tienen una oportunidad para rascar, presionar, hacer cambiar planteamientos y sacar provecho, y ya amenazan de romper con el Govern antes del que estaba previsto si el otoño se plantea tal como se prevé. No es nuevo, pero a la CUP tienen claro que harán valer sus diputados, y ya afilan los cuchillos por, si hace falta, cortar jefes.
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