Ser de izquierdas

Para mi ‘ser de izquierdas’ es lo que han hecho seis familias de clase media de Manresa que se pusieron de acuerdo para matricular a sus hijos en una escuela de estas que llaman de ‘alta complejidad’, donde más del 95 % de los alumnos son de origen inmigrante.

Por alguna razón que desconozco, nunca soy sujeto de encuestas de aquellas en que te preguntan si te consideras de izquierdas, de centro o de derechas. Si tuviera que contestar a una diría que me situaran como izquierda moderada ‘, pero a saber qué significa esto.

Lo que para mí representa ser de izquierda moderada para algunos compañeros míos, más izquierdoso, es ser de centro. Para otros más de derechas, en cambio, yo sería un rojillo, un progre trasnochado.

Va llegando el momento de reubicar o definir claramente qué es ser de izquierdas y qué no. Al PSOE ya hace tiempo que desde la izquierda le dicen que se quite la O de obrero porque ya nadie quiere que le califiquen como tal y porque lo acusan de no defender los intereses de la clase trabajadora. Los de la CUP se definen como anticapitalistas pero votan a un presidente de la Generalitat que gobernará con JxCat, partido que les pone de consejero de Economía a un representante destacado del capitalismo financiero y extractivo y ellos se lo tragan diciendo que están ‘inquietos’, como aquel que está viendo una película de intriga. JxCat no sabe qué es -si de izquierda, de derecha, de centro, de nada o de todo a la vez- y lo pregunta sin vergüenza a sus afiliados. En Europa, las opciones laboristas y socialdemócratas van perdiendo fuelle elección tras elección.

¿Qué es ser de izquierdas hoy? ¿Dónde están los partidos de izquierda ahora?

Cuando era joven me parecía extraño que hubiera países como Argentina donde no quedaba claro qué partidos eran de izquierdas y cuáles no. Eran ‘peronistas’, expresión que nunca he sabido cómo interpretar. En la inmensa mayoría de países africanos la distinción entre partidos en base al criterio de si son más o menos de izquierdas es tarea imposible. Se basan en otros criterios. En Asia, más o menos.

En Estados Unidos estábamos acostumbrados a considerar de derechas a los republicanos y de centro a los demócratas. Ahora parece que detrás de Joe Biden hay un movimiento más decantado hacia la izquierda. Lo sigo con atención e ilusión, claro.

Mientras, en Europa, los que suben son los movimientos y partidos verdes. En Alemania las encuestas dicen que pueden ganar las próximas elecciones. Los verdes comenzaron alineados con las opciones de izquierda. Ahora ya no lo son tanto. Tal vez la línea divisoria entre progresistas y conservadores pasa ahora por saber quién está dispuesto de verdad a luchar contra el cambio climático y quien sólo pretende hacerlo ver. Con el matiz que introducía Serrat cuando se quejaba al ver el mar hecho una cloaca: «¿Dónde están los sabios y los poderosos, que se llaman -¡ay quién lo diría!- conservadores?».

Cuando queráis hacemos un Zoom y lo hablamos. ¡A ver si me lo aclaráis!

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