La entrada de los ultraderechistas de Vox en el Parlament despertó una alarma que parecía muy compartida entre los partidos de izquierdas y los independentistas. De hecho, sólo Cs y el PPC se quedaron fuera de las primeras protestas conjuntas contra Vox y del pacto que firmaron para arrinconar a la extrema derecha.
Pero los días y las semanas han pasado, y más allá del puro simbolismo, el PSC empieza a cambiar de parecer. Sin mostrar su apoyo explícito ni compartir en ningún momento sus planteamientos, ante la posibilidad de maniobrar con el resto de partidos para dejar a la ultraderecha sin el senador por representación parlamentaria que le correspondería, los socialistas se han desmarcado de la iniciativa y defienden que si Vox debe tener un senador «porque el resultado electoral se lo otorga», el resto «no pueden saltarse la ley». «Además, es que hay más de 200.000 catalanes que les han votado y merecen todo nuestro respeto», llegó a decir la portavoz del grupo del PSC, Alicia Romero.
Con este panorama, el resto de partidos de izquierdas e independentistas cargaron contra los socialistas y siguieron adelante con otras iniciativas sin el PSC, lo que provocó que el partido que lidera Salvador Illa denunciara que todo era parte de una estrategia de la CUP para dejarlo fuera del pacto antifascista compartido.
