David Madí intentó hacer negocio con la covid-19, cobrando una comisión del 10%

Para colocar los tests movilizó a Brauli Duart, secretario general de Interior, y a Xavier Vendrell, persona de confianza de Pere Aragonès

David Madí, en un acto en 2015
David Madí, en un acto en 2015

El 14 de mayo del 2018, Víctor Terradellas, hasta entonces responsable de relaciones internacionales de Convergència Democràtica de Cataluña (CDC), hablaba con David Madí, ex-responsable de Comunicación del mismo partido y ex-alto cargo del Gobierno como mano derecha de Artur Mas. La conversación se estaba grabando en el móvil de Terradellas, donde la encontró la Guardia Civil meses más tarde, junto con otra conversación entre éste y Xavier Vendrell, ex-secretario de Organización de ERC y ex-consejero de Gobernación.

Las dos conversaciones pusieron a los agentes sobre la pista de algunos asuntos que podrían tener una trascendencia penal, puesto que algunas de las cosas que se trataban en estas conversaciones apuntaban a que podía haber contactos de los dos ex-políticos con altos cargos de la Administración catalana. A partir de este hilo, se desencadenó una actuación judicial que acabó el 28 de octubre pasado, cuando en la operación Volhov fueron detenidos David Madí, Xavier Vendrell y otros destacados independentistas, como el presidente de la Plataforma pro Selecciones Deportivas Catalanas, Xavier Vinyals; el editor Oriol Soler; los empresarios Roc Aguilera y Toni Fusté, propietarios de la firma de logística Iniciativas Events; el alcalde de Cabrera de Mar y su concejal de Urbanismo, Jordi Mir i Enric Mir, altos cargos de la Generalitat y algunos colaboradores de Xavier Vendrell que presuntamente formaban la cúpula del Tsunami Democrático.

Graves acusaciones
El nombre de Madí, sin embargo, era suficientemente importante para que el tema adquiriera un relevo mucho mayor. “Hay un grupo de personas que, liderados por el ex-presidente Carles Puigdemont, podrían estar cometiendo actualmente los delitos de malversación de caudales públicos y blanqueo de capitales. Entre este grupo de personas están David Madí, Xavier Vendrell, Xavier Vinyals y Jaume Cabaní”, relata un informe de la Guardia Civil datado el mayo del año pasado. Las acusaciones que pesan sobre él son de malversación de fondos públicos, prevaricación, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y desórdenes públicos.

La importancia de las conversaciones encontradas en el teléfono de Terradellas es tan grande que en este mismo informe se explica que “la observación telefónica ha puesto de manifiesto la participación de los investigados David Madí y Xavier Vendrell en otras actividades en que, igualmente, podrían estar incurriendo en actividad delictiva”. A partir de aquí se abrió una nueva dimensión en la investigación.

Presiones al Procicat
Una de las líneas de investigación fue el interés de Madí en sacar rédito del coronavirus. “Los intereses económicos de David Madí intentando obtener beneficios de la crisis provocada por el coronavirus empezaron a reflejarse en la llamada del 23 de marzo del 2020 a las 20.33 horas, en la cual habló con Cristian sobre conseguir unos medicamentos a través de unas farmacias”, relata el informe policial.

Por eso, urdió una estrategia doble con el fin de hacer negocios para suministrar material a la Generalitat: por un lado, se sirvió del secretario general de Interior, Brauli Duart, para que presionara al Procicat y se aviniera a comprar los productos que a él le interesaban. Por otro lado, consciente que la sanidad estaba en manos de ERC, acudió a su amigo Xavier Vendrell para que éste presionara por su parte a los republicanos.

El 25 de marzo, Madí hablaba con Ignasi Carnicer, ex-diputado socialista, amigo suyo y con quien compartía intereses en la Fundación Casa Cresques (de la cual Madí es presidente, y Carnicer, director), que le había enviado unos correos electrónicos. Y le comentaba que después de recibirlos “habló con el secretario del Gobierno (Víctor Cullell) sobre cómo habían centralizado las compras, y que ellos estaban haciendo compras por mecanismos poco ortodoxos, porque si no las hacen desde Madrid”. Además, con Carnicer habló de hacerle llegar al secretario del Gobierno una “oferta concreta” que tendría que ser gestionada por el mismo Madí por sus vínculos con los altos cargos de la Generalitat.

“Esto es divertido”
El 29 de marzo, después de otra conversación con Carnicer, Madí hablaba con el empresario David Anidjar y le explicaba que, a través de la Fundación Casa Cresques (en la cual querían que participara Henrique Cymerman, ex-periodista reconvertido en lobista, que vive en Israel), podían hacer un negocio interesante. “Nos ha aparecido una empresa israelí que tiene material: mascarillas a punta pala y material de todo tipo. Y quiere hacer una oferta a la Generalitat para hacer una compra importante. Entonces, me lo ofrecen a mí porque además hay una comisión de por medio. Pero yo a estos no los conozco de nada, no tengo ni puta idea. Entonces, yo les puedo proponer hacer la operación a través de Multitrade”. Esta firma está administrada por Anidjar y se dedica al comercio al por mayor de todo tipo de productos textiles, de confección, calzado y artículos de cuero.

La gestión le sirvió a Madí para saber que las empresas de Anidjar podían tener hasta 6 millones de tests rápidos para verificar si cualquier ciudadano estaba infectado. “Esto es divertido, esto es divertido… ok, vale… otra cosa… en el supuesto de que hiciéramos negocios, para mí, ¿qué comisión quedaría?”, le preguntó Madí a uno de los directivos del grupo familiar, Sergio Brenner. “El que tú me digas. Yo te digo el precio que tenemos y depende de cómo lo hacemos que se pueda justificar de una forma o de otra”, le contestó Brenner.

Dos días más tarde, el 1 de abril, Madí le informa que se ha creado el Procicat, que será quien controlará todas las compras, pero que ya tiene un contacto en este organismo. “Hemos intercambiado unos mensajes y parece que están interesados”, le deja caer. El negocio no era malo: si podían colocar a la Generalitat 6 millones de tests, esto podría suponer un negocio de casi 39 millones de euros (cada test se vendería a 6,45 euros). Si la comisión es de un 10%, Madí obtendría casi 4 millones de euros por la intermediación.

Y el día 3 de abril, Madí hablaba con Brauli Duart, secretario general de Interior, que le advertía que “las funerarias no darán abasto y no se podrán llevar los fiambres de las casas ni de las residencias ni de los hospitales”. Además, le aseguraba que “en Igualada, en este momento, ya los tenemos dentro de refrigeradores. De camiones de estos que son congeladores, porque la incineradora de Igualada puede coger 12 al día, y cada día se mueren más de 12. Por lo tanto, te puedes morir hoy y te puede tocar el turno de la incineradora de aquí 5 o 6 días”.

“Envíame el contacto”
Duart le comunicó también que había hablado con Salud sobre “el tema que me habías comentado”. Y relató a su interlocutor que se había decidido que todas las compras las centralizaba la consejería de Salud, pero que “no entra en contacto con esta empresa ni con cualquier otra porque se han convertido en exportadores directos ellos. Ya no utilizan intermediarios, sino que van directamente al Gobierno chino y están exportando ellos”. Después, se disculpa y subraya que se refiere al hecho que ellos importan los tests, no los exportan. “Para acabarlo de explorar, ¿no hay manera que lo reciban y se lo explique, les diga los tests que tiene y todo esto?”, le pide Madí. “Les paso la gestión”, contesta Duart. “Con solo que los reciban y lo puedan explicar. Son fluorescentes o no son…” dice Madí. “Envíame el contacto de esta gente”, le contesta Duart. De este modo, los investigadores concluyen que Duart se compromete a interceder “para una reunión en que intente fructificar el negocio con los tests de detección del coronavirus”.

El 9 de abril, Madí hablaba otra vez con Sergio Brenner y le comunicaba que además de un jefe del Procicat también había hablado con Vendrell, de quien le aseguraba que “es el hombre de confianza del vicepresidente Aragonès […]. Entonces, por un lado tengo encendida la mecha por la parte del Procicat y ahora la he encendido por esta vía, ¿vale? Tengo confianza en él porque es un tío competente y muy operativo, ¿eh? Tengo confianza que él lo puede desencallar”.

“La relevancia de esta conversación recae en el hecho que David Madí, siendo consciente de lo que él denomina ‘lucha en el interior del mismo Gobierno’, especialmente por la grave crisis en la gestión de las residencias de personas mayores […], no solo intenta convencer a sus contactos en JxCat, como Brauli Duart, miembro del órgano de gestión del Procicat, sino que, sabedor de la relevancia de Xavier Vendrell como persona de máxima confianza del vicepresidente Pere Aragonès, ha hablado con él porque lo considera muy competente y muy operativo, obviamente en el sentido de apoyarlo en la intención que prospere su negocio con los tests, especialmente en cuanto a superar los escollos que supone la contratación administrativa”, dice el informe policial.

Bien es verdad que Madí no iba de farol: aquel mismo día, Xavier Vendrell llamó a Brenner y le aseguró que había pasado a Pere Aragonès “la posibilidad que tienen ustedes de suministrar tests” y que el vicepresidente le pidió expresamente “de qué tipo son y la validación que tienen”.

En sus conclusiones, el informe de la Guardia Civil destaca que Xavier Vendrell podría haber presionado a “los altos cargos de ERC, incluida Marta Rovira, para convencer a Pere Aragonès de comprar tests masivamente, cosa que, si se hacía, con independencia de la utilidad sanitaria que esto tuviera, podría derivar en un importante lucro personal para los investigados David Madí y Xavier Vendrell”. El informe destaca, sin embargo, que no se pudo concretar si la operación fructificó o no.

(Visited 460 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario