Todo el empresariado y los sindicatos, incluida la Cambra de Comerç, que formalmente estaba presidida por Joan Canadell, flamante diputado de Junts per Catalunya, y que a última hora estuvo representada por quien desde el lunes 8 de marzo es la presidenta, Mónica Roca.
La tibia respuesta del Govern de la Generalitat ante los disturbios provocados tras el encarcelamiento de Pablo Rivadulla (conocido como Pablo Hasél) hizo que el empresariado mostrara su fuerza en un acto unitario donde el lema fue sencillo y claro: «Ja n’hi ha prou!».
Fue Foment del Treball, presidido por Josep Sánchez Llibre, quien hizo de aglutinador, con Pimec (que estrenaba presidente, Antoni Cañete), los que lograron visualizar el malestar del empresariado catalán, no sólo por la tibia respuesta del Govern catalán, que esperó una semana para pasar de la comprensión por los actos vandálicos a la condena, sino también por la preocupación ante la intención de que la CUP pueda llegar a ocupar puestos de responsabilidad dentro del Govern catalán.
La Cambra de Comerç se negó a condenar, en un primer momento, los ataques a los comercios. No obstante, ante la deriva, la entidad se sumó a última hora a la convocatoria, pero no pudo tomar la palabra.
Este acto, que se realizó en la Estación del Norte, que cuenta con un amplio vestíbulo y donde se pudo respetar la distancia, es el primero que el empresariado hace en contra de la Generalidad de forma unitaria. Y no sólo lo hicieron los empresarios. Contaron con el pleno apoyo de los principales sindicatos catalanes, CCOO y UGT.
Sólo hay un precedente similar que es cuando un buen número de empresarios hicieron una propuesta unitaria en favor de las infraestructuras públicas, pero en aquella ocasión aunque estaba dirigido a todas las administraciones la principal era el Gobierno español.
La Generalitat independentista ya recibió críticas cuando en noviembre del año pasado se negó a asistir con una representación de primer nivel a un acto en Valencia que reivindicó el ferroviario corredor mediterráneo. Ese día, fue Ximo Puig, presidente de la Generalitat valenciana, quien mostró su malestar por la ausencia de Pere Aragonés.
