La última operación de la Guardia Civil contra sectores independentistas ha dejado al descubierto conversaciones que, a pesar de ser privadas y no tener casi nada que ver con lo que se investigaba, se han incorporado al sumario fruto de las escuchas que los agentes interceptaron al exconsejero catalán de ERC Xavier Vendrell y al exdirigente de CDC David Madí.

En los audios y las transcripciones, además de varias fanfarronadas propias de otros tiempos y de soltar sospechas sobre cómo se remueven los contratos en el gobierno catalán, quedan patentes las afinidades, filias y fobias de ellos y de muchos de los políticos con quienes hablan. Críticas a compañeros de partido, comentarios sobre estrategias políticas de su formación u otras, insultos de mal gusto, frases que, sacadas de contexto, podrían desencadenar auténticas purgas en el gobierno catalán o en los partidos. Todo queda al descubierto con las grabaciones.

A raíz de este episodio, ERC ha dado instrucciones a los suyos que vayan con cuidado a la hora de hablar por teléfono. «Nadie pasaría la prueba del algodón en conversaciones privadas. A veces haces broma, otras te sueltas y dices una de gorda. Es normal», asegura un dirigente, que admite que están preocupados por si otras operaciones policiales o judiciales harán salir más conversaciones a las puertas de las elecciones que puedan cuestionar el papel del partido en el gobierno catalán.