La hora de la verdad

Ahora sí que podremos saber definitivamente qué futuro inmediato nos deparará la convivencia con la pandemia. Abren las escuelas, abren los institutos, abren las universidades. La sensación de incertidumbre es absoluta. Maestros, padres y trabajadores de los centros educativos sabrán si es cierto como dice el secretario de Salud Pública de la Generalitat, Josep Maria Argimón, que las escuelas son el lugar más seguro para los niños "fuera de su casa" o si, por contra, a las primeras de cambio se contagian muchos de ellos. Argimón también dice que los maestros no son población de riesgo y que hay que evitar "dentro de lo posible" que los abuelos recojan a los niños en las escuelas. Y que los primeros positivos que se detecten serán de chicos o chicas que ya estaban contagiados antes de ir a ellas.

Estas afirmaciones se contradicen. La escuela es el lugar más seguro para los niños pero quizás se encontrarán con algunos que están contagiados y mejor que no los vayan a recoger los abuelos. ¿En qué quedamos?

Y quien dice las escuelas, dice los institutos y las universidades. Los directores de los institutos y los decanos de las facultades universitarias cruzan los dedos ante el regreso a las aulas. De momento, un puñado de centros no abrirán las puertas o no todas porque hay profesores contagiados.

La próxima semana será de infarto. Durante todas estas semanas nos han dicho que no podemos participar en reuniones de diez personas o más y ahora nos encontraremos con aulas con 25 o 30 alumnos. Mantendremos las distancias, nos lavaremos las manos con hielo hidroalcohólico tantas veces como haga falta, nos saludaremos en la lejanía o dándonos golpecitos con el codo, llevaremos mascarillas e intentaremos renovarlas más a menudo que como lo hacíamos hasta ahora, abriremos las ventanas quince minutos antes de empezar la clase y quince minutos antes de acabarla y si no hace frío y no hay demasiado ruido fuera las tendremos abiertas todo el rato, el bar de la Facultad quedará para los más osados y a ver quién es el guapo que vuelve a coger los Ferrocarriles de la Generalitat para ir a la Universidad Autónoma o el metro para ir a la de Barcelona, Pompeu Fabra o Llull cuando vean que allí es imposible respetar el metro y medio de separación entre personas…

Haremos todo lo que nos digan que hay que hacer pero con el miedo instalado en el cuerpo y con la sensación de que tenemos un porcentaje muy elevado de posibilidades de pasar cuarentenas frecuentes porque algún alumno o maestro ha dado positivo en un control de la enfermedad.

Partimos de la base de que los políticos de quienes depende el sistema educativo y sanitario lo hacen y lo harán lo mejor que puedan. No queremos ni pensar que tendrán en la cabeza otra cosa que no sea la salud de los escolares, los maestros, los administrativos y sus familiares.

Y si nos contagiamos…

Confío más en la solidaridad entre las personas que en el vàlium para hacer frente a la que nos viene encima a partir de este 14 de septiembre.

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