Reyes, salvavidas y sogas

Parece que los cortafuegos que está creano el rey Felipe VI para salvar la institución de la Monarquía,el último hacer marchar a Juan Carlos I al extranjero, no están funcionando bien, porque la imagen que se transmite es que Felipe actúa a destiempo desbordado por los las revelaciones periodísticas y judiciales que muestran a su padre como un depredador de fondos ajenos, que deja en migajas el saqueo de fondos públicos que hizo Iñaki Urdangarin con la complicidad de la infanta Cristina. Si Juan Carlos hubiese marchado sin hacer ningún comunicado, confirmando simplemente la Casa del Rey, si algún medio lo preguntaba, que volvía a pasar una temporada en el extranjero invitado por unos amigos, no hubiera dado la imagen de que huía o se escondía. Pero al difundir el comunicado la Zarzuela justo en el momento que las revelaciones judiciales y periodísticas suben de nivel, la imagen que ha transmitido es que, como su abuelo Alfons XIII, huye de España.

TV3, la noche de martes 4 de agosto, el día después de que la Casa Real hiciese pública la marcha del rey emérito, emitió de nuevo el documental producido con motivo de su abdicación, De Peón a Rey, documental que ofrece una perspectiva histórica del regreso de la Monarquía quizás poco conocida por los menores de cincuenta años. TV3 también emitió el reportaje del programa 360 Grados de la televisión vasca, ETB, El virus de la corona, dirigido y presentado por la periodista Èider Hurtado, programa que ya se emitió el mes de marzo, que se adentra en las investigaciones de la Fiscalía suiza por un blanqueo de capitales a través de sociedades y fundaciones opacas, con la intención de ocultar pagos de comisiones. Revelaciones periodísticas y judiciales que muchos medios de comunicación españoles prefirieron inicialmente pasar por alto, dando más importancia a los asuntos amorosos del rey con Corinna Larsen, cosa que lo humanizaba, que al delictivo cobro de sobornos y comisiones.

Porque lo que hace diferente y más grave el caso de sobornos que se han tenido que pagar a Juan Carlos para conseguir que un país no democrático como Arabia Saudí adjudique una obra pública, es que no se ha tenido que pagar comisiones a quienes tienen que decidir a quien se adjudica la obra, la familia real saudí, sino al jefe de estado del país de las empresas que ejecutan la obra. Que empresas de Francia o Japón pagaran una comisión a la nada transparente familia real saudí para decantar la balanza hacia su proyecto, sería lamentablemente normal. Pero que las empresas públicas y privadas francesas tuvieran que sobornar al Presidente de la República francesa, para que la obra se les adjudique a ellos y no a Japón es, digamos, un soborno a la inversa fuera de toda lógica.

Mientras PP, Ciudadanos y Vox apoyan sin fisuras a la institución hereditaria, el debate deja en mala situación al PSOE con unas bases sociológicamente republicanas. Porque nadie se cree lo que dice Pedro Sánchez de que la mala praxis o posibles delitos de uno de sus miembros no tiene que afectar a la institución. La monarquía se basa en la transmisión hereditaria de una familia inicialmente predestinada por la gracia de Dios. Pero en España fue devuelta por la dictadura franquista. Si se decía que Juan Carlos se ganó la corona el 23-F, Felipe se la ganó el 3 de octubre de 2017 legitimando el !A por ellos!. Poderes fácticos del Estado como la judicatura liderada por el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional se sintieron legitimados el 3 de octubre para tratar al independentismo catalán cómo si se tratara de la desaparecida ETA. Y justificando la mano dura contra el independentismo, Felipe VI se coronó de facto el 3 de octubre de 2017. Y por eso tiene el apoyo incondicional del PP, Ciudadanos y Vox.

La gente tiene derecho a preguntarse en base a qué sentido histórico y moral se sustenta la monarquía. Pero los predecesores de Juan Carlos y Felipe, Alfons XII y XIII, a diferencia de otras casas reales europeas como la de Inglaterra, Holanda, Dinamarca, no se destacaron por defender la democracia y aglutinar la nación, sino todo el contrario. La reina Guils de Holanda se recordada y pasó a la historia porque desde el exilio lideró la resistencia contra la ocupación nazi. El rey Jorge VI del Reino Unido, se humanizaba con su tartamudez que conseguía superar, se mostraba como un líder que aglutinaba el país en la lucha contra Hitler, y gestionaba la traumática pero inevitable desaparición del imperio, manteniendo el legado histórico y la influencia mundial, al crearse la Commonwealth o comunidad de unos países independientes de los que él continuaría siendo el soberano.

Lo mismo podríamos decir de las casas reales nórdicas. Pero la monarquía española históricamente se puso del lado de las dictaduras y el fascismo, como hizo la italiana o la griega. Y fue gracias a Franco que la institución volvió en 1975. Y con un pasado histórico nada ejemplar, sólo le darían legitimidad sus actos. Y cómo hemos visto la familia real, empezando por la infanta Cristina y acabando por Juan Carlos, no han sido nada ejemplares al haber entendido la institución como una herramienta para lucrarse, o cómo se dijo de Urdangarin, para robar por encima de sus posibilidades. Y Felipe VI, a diferencia de Juan Carlos, que como vimos el martes en el documental de TV3, en el primer viaje que hizo a Catalunya en 1976, ante las autoridades todavía franquistas hizo parte de su discurso en catalán, lejos de querer curar heridas, quiso tomar partido. Felipe VI en lugar de decir el 3 de octubre de 2017 en catalán "Hablemos y pongámonos de acuerdo y que España os quiere", hizo un discurso sólo en castellano apoyando el "¡A por ellos!". Y por eso la judicatura, la Guardia Civil, Vox, Ciudadanos y el PP le apoyan incondicionalmente, mientras Pedro Sánchez trampea la crisis como puede con unas bases republicanas, y unos socios de gobierno como Unidas Podemos, manifiestamente republicanos.

Pedro Sánchez insiste en no mezclar esta institución monofamiliar hereditaria, con las malas praxis o delitos de algunos de sus miembros. Pero ¿podrá aguantarse este argumento si la bola de nieve de los escándalos económicos de Juan Carlos continúa creciente y se acaba demostrando no con sólo que Felipe VI durante mucho tiempo miró hacia otro lado, sino que también se lucró directamente o indirectamente de las comisiones que recaudaba su padre o imitó sus métodos? Porque no nos tenemos que engañar. Aunque fuera cierto que inicialmente Juan Carlos I acaparara dinero por si España se convertía en una república y tener un rincón para los suyos, como le pasó a Jordi Pujol que guardaba un dinero opaco para él y su familia si las cosas iban mal y tenían que exiliarse, una vez te crees legitimado para hacerlo y lo repites con impunidad, este salvavidas familiar que se conviere en un transatlántico, acaba siendo la soga que los ahoga a todos. Yo soy republicano y la compasión y respeto que me genera Jordi Pujol, no me lo generan los Borbones.

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