Quins collons!

No tenemos información de cómo fue el making of de la grabación que distribuyó TV3 de la última escena del sitcom procesista en que se ha convertido desde hace años la televisión pública catalana. No sabemos cuántas veces tuvo que repetirla Quim Torra sentado en el comfortable sillón de su despacho ni donde se escondían los trabajadores de Presidencia mientras la grababan. Tampoco sabemos si el 'quins collons!' que se ha hecho viral fue una reacción espontánea o alguien lo había escrito en el guion de la conversación entre el presidente de la Generalitat y el funcionario obediente que resaltaba la maldad del presidente del gobierno español que no quería responder a sus llamadas. Tampoco nos han informado de si la secretaria que, fuera de cuadro, confirmaba que Sánchez no se ponía al teléfono intentaba comunicarse directamente con él o a través de la secretaría de la Presidencia del Gobierno. Al guionista del gag le faltó introducir en el texto de Torra una pregunta sobre porqué el presidente del gobierno no se ponía al teléfono. Pero lo de 'en días como hoy y no se ponen' tiene su gracia. Un cameo de Pere Aragonès habriía quedado de perlas, pero sus relaciones con Torra igual lo hacían complicado.

En fin, TV3 es lo que es y sólo cabe esperar que la nueva ley que tiene que regular la elección de los consejeros de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales y de los directores de TV3 y Catalunya Ràdio acabe con la vergüenza de que Catalunya tenga los medios públicos de comunicación más sectarios de la Unión Europea desde hace unos cuántos años, compartiendo este triste podio con Hungría y Polonia.

Hay que esperar, sin embargo, también, que Sánchez acabe descolgando el teléfono. Es de prever que no lo haga hasta después del 10 de noviembre. Lo primero que quizás le diga es que se pensaba que su llamada era una broma del 'Polonia' o 'Està passant'. "Es que me parecía extraño que me telefonearas después de anunciar que lo que hace falta ahora es una política de confrontación de Catalunya hacia España", le dirá probablemente.

Confrontar y conversar encajan mal.

De todas maneras, ojalá acaben hablando porque si después del 10 de noviembre quien coge el teléfono es Pablo Casado, Torra se puede ir despidiendo del despacho, el funcionario buen chico y los 150.000 euros de sueldo anual que se ha asignado como presidente de la Generalitat.

Quins collons!

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