Las declaraciones de Gerard Piqué sobre la presunta utilización de los medios de comunicación por parte de la directiva del FC Barcelona contra la plantilla del primer equipo causaron un fortísimo impacto en el entorno y, especialmente, en la junta directiva.
Como siempre, el presidente Josep Maria Bartomeu optó por no reaccionar ni rápido ni, por supuesto, usando el mismo conducto que los jugadores, la prensa. Dejó pasar la tormenta y eligió un momento de distracción para entrevistarse con Piqué porque entendía que ante ese conflicto tenía que sentar con él y no con el capitán, Leo Messi, ni con el conjunto de los cuatro capitanes.
La razón es muy sencilla: con Piqué tiene muy buena relación, fluida y cercana. No con Messi, por culpa del trasfondo de su relación contractual y de una tensión que se va viviendo desde hace meses por la ruptura de unos acuerdos sobre el cobro de los contratos y algunos aspectos fiscales que siempre son conflictivos.
De hecho, la última vez que Gerard Piqué y Josep Maria Bartomeu se encontraron, antes de la reunión de esta semana para aclarar la situación, fue hace dos semanas con motivo de la presentación e inauguración de las nuevas instalaciones de Barça Studios, la nueva división de contenidos y emisiones audiovisuales del club azulgrana, en Sant Just Desvern.
Fue una fiesta con alfombra roja y ambiente muy relajado en la que ambos bromearon precisamente por la rivalidad que el equipo propiedad de Gerard Piqué, el Andorra, tiene que mantener a la fuerza con el filial azulgrana, el Barça B, para conseguir la mejor posición posible en el grupo de Segunda B donde juegan esta temporada.
De aquí a un mes, aproximadamente, se verán las caras en el estadio Johan Cruyff de la Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí, se supone que con la presencia, hasta cierto punto morbosa, del propio Gerard Piqué. Protocolariamente, sin embargo, el defensa azulgrana no tendría que sentar al palco, ya que no es el presidente del club andorrano. Eso, a menos que el Barça tenga la deferencia de invitarlo. En el breve intercambio que tuvieron presidente y jugador aquel día hicieron broma con la palabra "manita" en referencia al posible resultado del partido.
