La herida de la desigualdad, abierta por la crisis, continúa sin cicatrizar

Una de cada cuatro personas que vivían en la diócesis de Barcelona el año pasado se encuentra en situación de exclusión, según el último informe de la Fundación Foessa
Recogida de alimentos por parte del Ayuntamiento de Montmeló durante El Gran Recapto
Recogida de alimentos por parte del Ayuntamiento de Montmeló durante El Gran Recapto

El último informe de la Fundación Foessa recoge que un 25 por ciento de la población que vive en el área geográfica de la diócesis de Barcelona vive en situación de exclusión. Lo ha recordado Salvador Busquets, director de Càritas Diocesana de Barcelona, en la presentación de la Memoria del 2018 de esta entidad eclesial, que atiende una área que engloba más de dos millones de personas en el área metropolitana de Barcelona. "La desigualdad es una herida que no cicatriza", ha afirmado Busquets durante este acto.

El director de esta entidad vinculada a la Iglesia católica asegura que tenemos una sociedad cada vez más desatada, que deja muchos colectivos excluidos. A su entender, la precariedad laboral, la exclusión residencial y una protección social insuficiente son factores que se interrelacionan y se acumulan en aquellas personas que más sufren la exclusión social. "En Cataluña, un 15,3% de la población tiene un trabajo que no le permite llegar a final de mes. Con un contexto de supuesta recuperación económica, este dato es muy preocupante", afirma Busquets, coincidiendo con la denuncia de los principales sindicatos, que en los últimos tiempos han ido recordando que la reducción de las cifras del paro esconde la realidad de muchos trabajadores que no ganan suficiente dinero para salir de la pobreza y poder llevar una vida digna.

Càritas Barcelona atendió en 2018 un total de 13.225 hogares, cifra que es un 9% superior a las que atendió en 2017. En total, se beneficiaron de sus servicios 28.080 personas. Dedicó cerca de 4 millones de euros a cubrir las necesidades básicas de unas 6.000 personas. La mitad de este dinero se destinó a cubrir gastos relacionados con la vivienda. El resto se ha dedicado a la compra de alimentos para familias vulnerables, ayudas a los niños o para el transporte, entre otros.

El 36% de las personas que viven en el área incluida en la diócesis de Barcelona tienen dificultades relacionadas con la vivienda. Este problema afecta el 44% de los hogares donde hay menores, el 69% de los que están al paro y el 72% de los extranjeros no comunitarios. Las ayudas de Càritas evitaron el año pasado que cerca de 3.500 personas se quedaran en la calle.

La jefa de Análisis Socal e Incidencia de Càritas Diocesana de Barcelona, Míriam Feu, explica que en los últimos años ha aumentado el número de hogares atendidos por esta entidad donde viven personas solas, mientras que se han reducido las formadas por parejas con hijos. Destaca la feminización de la pobreza, puesto que un 57% de las personas atendidas son mujeres.

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