¿Cómo se lo hace Laporta para que no le pregunten por Joan Oliver?

Joan Laporta
Joan Laporta

En el mundo agitado y revuelto de Joan Laporta, el expresidente del FC Barcelona ha vuelto a demostrar su capacidad para el camuflaje y la reinvención del personaje acaparando todo el protagonismo de la presentación del World Soccer Congress. Un retorno a los escenarios precedido de un confuso incidente el martes en Lyon, antes del partido Olympic Lyon-FC Barcelona de Champions League, donde un grupo de forofos azulgrana profirió gritos contra Joan Laporta al mismo tiempo que exhibían una conducta poco amistosa y nada deportiva.

El altercado fue seguido de una nota apresurada del FC Barcelona que negaba haberles facilitado entradas -de hecho admite que el O. Lyon por su cuenta les facilitó localidades y les situó en la grada reservada a la afición visitante- ni tampoco el desplazamiento. Casualmente Laporta se dejó ver 24 horas después en este acontecimiento donde aprovechó para acusar a la junta de Josep Maria Bartomeu de haber fletado el bus de los agitadores hasta Lyon, además de esconderse detrás de las declaraciones de Piqué para no dar la cara ante los llantos del Real Madrid y, en conjunto y en su línea, afear la gestión de Bartomeu al máximo.

No sería, pero, la primera vez que Laporta organiza sus propios líos para remover la actualidad y, en estas, aparecer como a él le gusta con la lengua suelta y el garrote mediático en la mano para conseguir titulares.

Sobre todo, porque en circunstancias normales la prensa le habría tenido que preguntar por su papel, colaboración e incidencia en la práctica desaparición del Reus, puesto que fue Joan Laporta quién actuó como socio y compañero de fatigas de su hombre de confianza, Joan Oliver, en el proyecto de reactivar el Reus que ha conducido a su ruina social y económica. La trifulca de Lyon le ha permitido evadirse y pasar página con la colaboración de la prensa, siempre dispuesta a escucharle y seguirle el guion.

El 2003, Laporta ya se valió de los Boixos Nois, radicales del club, para acusarlos de unas pintadas en su casa, la autoría de la cual nunca se probó pero que sirvieron de excusa para que el club le pagara al nuevo presidente un alquiler en Sant Cugat, servicio de escolta y acompañamiento para él y su familia y facturas de oro en seguridad. Fuentes del club sospechan que la experiencia de esta semana es muy parecida.

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