Después de que ayer la coordinadora del PDeCat, Marta Pascal, tirara la toalla y renunciara a encabezar la nueva dirección del partido porque no contaba con la confianza del expresidente Carles Puigdemont, hoy, uno de sus discípulos, David Bonvehí, se ha hecho con la presidencia del partido heredero de Convergència. Así, Puigdemont se ha salido con la suya. Sin embargo, el voto de castigo ha dejado la lista con sólo un 65% de votos.
La candidatura pactada llega a la treintena de miembros, incluyendo la gente de Pascal, a todos menos a ella, que ha sido vetada por Puigdemont. La vicepresidenta de la formación será la diputada al Congreso, Míriam Nogueras, cercana también a Puigdemont.
Pascal, que asumió la coordinación general del PDeCAT hace justo dos años, en el congreso fundacional del partido heredero de CDC, ha asegurado que seguirá siendo «fiel al partido» que se lo ha «dado todo» en su trayectoria política.
Bonvehí ya fue ahora hace dos años la apuesta de Puigdemont, pero por equilibrios internos, el expresidente cedió a favor de una Pascal que vendía avalada por otro expresidente, Artur Mas.
La moción de censura a Mariano Rajoy, que Puigdemont rechazaba, fue el punto álgido de una relación entre Pascal y Puigdemont que nunca acabó de funcionar.
La votación ha seguido la fórmula de lista cerrada y no abierta, como pedían algunos de los asociados. Esto ha motivado la aparición de una lista crítica encabezada por David Torrents, un asociado de Badalona, que recoge el malestar de algunos sectores que pedían más transparencia al partido con una votación abierta de la ejecutiva.
