Estos días, Sixte Cambra se está despidiendo de los amigos, conocidos y saludados. Deja la presidencia del Puerto de Barcelona, uno de los cargos públicos más codiciados de Cataluña –junto con el de director del Consorcio de la Zona Franca (CZF)- , puesto que tiene un espléndido sueldo asignado de 133.733 euros anuales.
Sixte Cambra ya ha cumplido los 65 años y, además, ha sido imputado en el caso del 3% de financiación ilegal de Convergència. Fue nombrado presidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB) en 2011, justo después de que su amigo Artur Mas asumiera la presidencia de la Generalitat.
A pesar de que el puerto es de titularidad estatal, la decisión de nombrar su presidente es competencia del gobierno catalán. Nadie cuestiona la tarea profesional que Sixte Cambra ha desarrollado en el puerto en los últimos siete años, donde ha potenciado, especialmente, la llegada de cruceros turísticos.
Pero su ciclo se ha acabado y en el PDECat y en el entorno de Carles Puigdemont hay tortazos y cuchilladas para sustituir a Sixte Cambra y conseguir el codiciado despacho que ocupa y el salario que cobra. Entre los nombres que suenan para la presidencia de la APB está el de Mercè Conesa, actual alcaldesa de Sant Cugat y presidenta de la Diputación de Barcelona. Esta es una de las decisiones que el nuevo presidente de la Generalitat, Quim Torra, tendrá que tomar próximamente y que, como tantas otras cuestiones pendientes, está desatando una guerra de nervios.
Si Damià Calvet, mano derecha de Mercè Conesa en el Ayuntamiento de Sant Cugat, fuera nombrado nuevo consejero de Política Territorial, la presidenta de la Diputación de Barcelona tendría el camino allanado para ir al puerto. Pero la estrategia de Carles Puigdemont y Quim Torra es que Josep Rull, que está en la prisión, sea restituido en el cargo de consejero y entonces la opción de Mercè Conesa se complica.
