Siempre me ha parecido un poco exagerada y algo soberbia la afirmación generalmente asumida de que Cataluña se caracteriza por tener una sociedad civil muy rica, activa y cohesionada. Detecto una falta de humildad que no me gusta, una tendencia a caer, como ocurre a menudo, en la autocomplacencia y en el «somos los mejores». No somos el único país del mundo que tiene asociaciones de todo tipo, gente solidaria a raudales y plataformas dispuestas a luchar contra las injusticias y a defender a los ciudadanos más desfavorecidos y vulnerables. Nuestro ombligo no es ni mejor ni peor que el del resto de los que tienen uno.
Esto no quita que haya cientos, miles de asociaciones que hacen una tarea tan admirable como frecuentemente poco conocida.Entidades y personas que no tienen ninguna necesidad de exhibir que su labor es imprescindible y muy útil para la gente que se beneficia de ella. Lo acabo de constatar como jurado de los premios Montserrat Roig convocados por el Ayuntamiento de Barcelona para premiar el periodismo y la comunicación social.
Una de estas entidades a las que me refiero es la Fundación Surt. El 11 de abril presentará en el Museo Marítimo de Barcelona los actos con los que conmemorará que ha cumplido 25 años dedicándose al empoderamiento de las mujeres. Discreta, pero eficazmente, trabaja desde 1993 para hacer efectivos los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres y para erradicar las discriminaciones por razones de sexo, con la vista puesta en lograr una sociedad con equidad de género efectiva.
El pasado 8 de marzo asistimos a una expresión impresionante de cómo la lucha feminista se ha ido abriendo camino en nuestra sociedad. Es una de las pocas buenas noticias que hemos tenido en los últimos tiempos en el ámbito de la lucha social y política, en nuestro entorno y más allá. Una buena noticia que ha sido posible gracias a la lucha persistente, nada sencilla, con grandes dosis de voluntariedad y entrega, por parte de iniciativas como la Fundación Surt.
«Nuestro proyecto está comprometido con las mujeres en su esfuerzo por construir una sociedad con equidad de género, libre de violencias machistas, en la que todos los trabajos, remunerados y no remunerados, sean asumidos al margen de las identidades de género, y en la que el trabajo de apoyo a la vida (trabajo de cuidados) sea visible, revalorizado y entendido como responsabilidad colectiva». Esta es la filosofía de las mujeres que trabajan y colaboran con la Fundación Surt.
¡Felicidades y por muchos años!
