Rosell es la víctima de la guerra de los americanos contra la FIFA

Siguen sin fundamentarse los cargos contra el ex-presidente del Barça a quien se presiona para que "cante" sobre sus contactos en Qatar
Sandro Rosell
Sandro Rosell

El encarcelamiento de Sandro Rosell, que cumplirá pronto los seis meses de prisión, empieza a dejar un rastro de sospechosa relación con uno de los escándalos de sobornos, comisiones y blanqueo de dinero más importante de la historia del deporte, en el cual están implicados la FIFA y uno de los operadores con más dominio del mercado mundial de los derechos de televisión cómo es Mediapro.

Más que dudosa, pero, la conexión delictiva del ex-presidente del FC Barcelona con esta trama es incierta, puesto que la empresa de marketing deportivo de Rosell (Bonus SM) nunca había comercializado derechos de un Mundial de fútbol ni tampoco su explotación televisiva.

Pero fuentes próximas al caso no niegan que, en la macroinvestigación promovida desde los EE.UU. contra los trapicheos entre la FIFA y los operadores televisivos, Rosell ha pasado de ser sólo un nombre de una larga lista de personas y empresas analizadas, sin ninguna presunción de delito, a ser una víctima oportuna del sistema penal americano y por supuesto de la dudosa independencia de algunos fiscales y magistrados de la Audiencia Nacional.

TESTIGO CLAVE

Tampoco niegan desde su entorno familiar, profesional y jurídico, que Sandro Rosell podría ser un testigo clave para los que pretenden demostrar y sostienen que detrás de la elección de Qatar como sede del Mundial de fútbol del 2022 hubo compra de votos, sobornos y un comercio ilegal de favores, tráfico de influencias y mercadeo de dinero fuera de control.

Dicho de otra manera, que si en un momento dado Rosell pusiera en conocimiento de quien ha organizado esta implacable caza de brujas, o sea del fiscal americano del caso, información que facilitara la certificación de estas presuntas trampas de la candidatura de Qatar, las cosas le irían mejor que en el mundo real de las conspiraciones judiciales que sigue sin entender, ni él ni, sobre todo, su boquiabierto equipo jurídico ante la pétrea actitud de la jueza Carmen Lamela.

La prisión de Rosell, como lo interpretan su familia y afines después de estos meses de desorientación procesal y embudos judiciales ininteligibles, forma parte de otro entramado en el cual él no está personalmente implicado ni lo han podido relacionar, a pesar de los reiterados intentos de la Fiscalia de la Audiencia Nacional y también de la americana en su cruzada contra la mafia de Joseph Blatter, el ex-presidente de la FIFA, ya caído junto a su hombre de confianza, el ex-secretario general, Jérôme Valcke.

¿Por qué, entonces, Rosell sufre esta especie de juicio paralelo? Básicamente porque desde hace años, y desde Cataluña, a Rosell lo han acusado de forma recurrente y interesada de mantener negocios sucios con la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y con su ex-presidente Ricardo Teixeira, en la gestión de los derechos de TV de la selección canarinha. Incluso desde Barcelona se han financiado pleitos en São Paulo contra Rosell para apoyar estas sospechas tan aireadas por sus enemigos declarados, como Joan Laporta y este entorno en el cual militan Jaume Roures, el cruyffismo, el guardiolismo o Ferran Soriano, un hombre con destacados prontos obsesivos contra Rosell.

Todas estas maniobras de desgaste no fueron obstáculo para que Sandro Rosell fuera elegido en 2010 como el presidente más votado de la historia del Barça, hecho que no paró, sino al contrario, aquella feroz cazería, y que más bien la empeoró.

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