No disparen al encuestador

Hay sondeos que no merecen ninguna credibilidad. Si Paco Marhuenda publica una encuesta en la portada de La Razón, todo el mundo sabe que barre para su casa. El Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat dejó de ser creíble cuando previó la mayoría absoluta de la candidatura de Artur Mas en las elecciones al Parlamento en las que perdió un montón de diputados y no cambiaron al máximo responsable de este organismo. La cocina del CIS se presta a todo tipo de susceptibilidades.

Pero los sondeos de la empresa GESOP me merecen confianza. Acertarán más o menos en sus encuestas electorales, pero son honestos y rigurosos en su trabajo. Por eso creo que no se debe pasar sin más del trabajo que publicó en el diario El Periódico el pasado viernes. Si los políticos deben atender a los intereses de la mayoría de la ciudadanía creo que tendrían que tomarse muy en serio los datos aportados por este estudio sociológico.

Está basado en 800 entrevistas realizadas entre los días 16 y 19 de octubre y tiene un margen de error del 3,5%.

GESOP preguntó a los encuestados si estaban de acuerdo con la celebración de elecciones para intentar resolver el conflicto del encaje de Cataluña con España. Un 68,6% contestó que sí. Un 27,4% dijo que no y sólo un 4% no se mojó. Los que no se sienten independentistas son los que lo tienen más claro: un 87,7% quiere elecciones mientras que un 9,7% no las ve como la mejor solución. Los independentistas están divididos: un 48% quiere elecciones y un 47,2%, no.

Tras el anuncio de la puesta en marcha de la aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del gobierno de Mariano Rajoy, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tiene en sus manos la opción de detener este proceso convocando elecciones al Parlamento de Cataluña. No parece demasiado decidido a hacerlo. Pero el 36,5% de los catalanes consultados por GESOP cree que debería hacerlo, mientras que un 29,3% es partidario de que declare la independencia de forma inmediata y un 24,8% opta porque renuncie a la declaración de la independencia y que negocie con el Estado. Esta última opción parece haber entrado en vía muerta tras la puesta en marcha de la aplicación del artículo 155. Es lógico pensar que gran parte de este 24,8% entre la dicotomía de convocar elecciones o proclamar la independencia se decantaría por la primera opción.

Pase lo que pase, los independentistas son más optimistas sobre el futuro que los que no lo son. Un 62,9% de los independentistas se declaran optimistas mientras que sólo lo hacen un 12,8% de los que no quieren la independencia. En el conjunto de la sociedad, el pesimismo predomina sobre el optimismo (un 55,6% de frente a un 36,3%).

Pase lo que pase no podremos decir que GESOP no nos había avisado. Disparar contra sus datos como he visto que han hecho muchos a través de las redes sociales es negar la realidad tozuda que tenemos ante las narices.

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