La convocatoria del referéndum del 1 de octubre que ha hecho el Gobierno catalán lleva adheridas una serie de cuestiones que, en situación de normalidad, serían habituales. Pero dadas las circunstancias, hay muchas cosas que tendrían que ser automáticas y, en cambio, el ejecutivo de Carles Puigdemont ha tenido que forzar.
La habitual campaña electoral, la han tenido que hacer los partidos independentistas arrastrando a los constitucionalistas. La suspensión de la actividad del Parlament cuando hay un proceso electoral en marcha, la han forzado JxSí y la CUP con la consecuente incordiada de la oposición. Cuando se convoca de manera ordinaria a la gente a las urnas, las dos semanas de antes, los altos cargos y consejeros del Gobierno acostumbran a ser candidatos y dedican horas y horas a hacer campaña, pero la legislatura se acaba, la actividad baja y la administración no lo nota.
Ahora, pero, el Gobierno tendría que estar en pleno rendimiento, y en cambio, los consejeros y altos cargos se dedican día tras día a buscar por Cataluña haciendo ver que hacen campaña con normalidad. En muchos departamentos de la Generalitat, la actividad ha bajado tanto que algunos de los funcionarios comentan la tranquilidad que viven. Tanto, que ya hay partidos preparando preguntas al respecto y haciendo listados de horas, días y actas donde los consejeros están trabajando para el partido y no para el departamento.
