Los independentistas viven en la luna

El gran error y la gran ingenuidad del movimiento independentista es no entender el mundo en que vivimos ni el marco geopolítico en el cual está ubicada la Cataluña del siglo XXI. España es la cuarta economía de la Unión Europea y una plataforma imprescindible para la estructura militar de la OTAN. Cualquier operación de desestabilización interna que amenace al gobierno democráticamente legítimo de Madrid -y la pretendida secesión de Cataluña lo es- contará con una respuesta activa y contundente de Bruselas y de Washington. La complicidad y la solidaridad entre los socios del bloque europeo y occidental es férrea e incuestionable.

Contra esto, el gobierno de Carles Puigdemont no tiene nada que hacer. Somos demasiado pequeños, no tenemos ejército ni materias primas estratégicas, la Generalitat está ahogada financieramente y nuestra economía está totalmente interconectada y es absolutamente dependiente de los mercados español y europeo. Ya lo escribí cuatro años atrás: en el actual tablero mundial, el único aliado hipotético del secesionismo catalán sería la Rusia de Vladimir Putin (Francesc Macià viajó en 1924 a la Unión Soviética para pedir apoyo a la causa independentista que él lideraba y el presidente Lluís Companys cayó, rendido, en brazos de Moscú durante la Guerra Civil española), pero esta posibilidad es, en la actualidad, una quimera.

El gobierno español no ha dudado ni dudará a la hora de reclamar que sus aliados europeos y occidentales le ayuden a mantener su integridad territorial ante el desafío de los independentistas catalanes, que alcanzará su clímax con el anunciado referéndum unilateral y «definitivo» del próximo 1-0. En este contexto, el amigo americano ya ha movido pieza y quien no lo quiera ver es que está ciego.

1) El 10 de marzo del 2015, el FinCEN, un organismo dependiente del departamento del Tesoro de los Estados Unidos, emitió una notice que provocó la fulminante intervención de la Banca Privada de Andorra (BPA), donde los Pujol tenían escondida una parte de su tesoro. Meses antes, la policía patriótica del ex-ministro Jorge Fernández Díaz había conseguido –después de presionar a los principales ex-accionistas de la BPA, los hermanos Cierco, con «reventarles» el Banco de Madrid, que también controlaban- extractos bancarios que probaban la existencia de cuatro cuentas del clan Pujol en esta entidad, pero con sólo 3,4 millones de euros. Poco dinero, consideraron los investigadores.

La notice del FinCEN aterrorizó a los banqueros y al gobierno andorrano que, después de haberse negado inicialmente, accedieron a abrir de par en par las puertas del Coprincipado a las comisiones rogatorias enviadas por el juez José de la Mata, que instruye el sumario del caso Pujol. De este modo, se ha podido localizar y documentar el grueso del tesoro de la familia del ex-presidente de la Generalitat –a quien se considera el referente y el principal instigador del proceso independentista catalán- en otra entidad bancaria del país, Andbank, que ha entregado a la justicia española miles de documentos contables que han servido de base para la imputación del matrimonio Pujol y de sus siete hijos.

La intervención de la BPA por parte de las autoridades andorranas también ha permitido seguir el rastro de las fundaciones de Panamá-Belice donde, a última hora, los Pujol intentaron esconder su fortuna. En este sentido, la colaboración y la complicidad del organismo norteamericano que lucha contra el blanqueo internacional de dinero ha sido esencial para demoler la imagen y el prestigio de Jordi Pujol, padre padrone del nacionalismo catalán.

2) El 21 de agosto del 2017, el National Counterterrorism Center (NCTC), un organismo de Washington que coordina los diversos servicios de inteligencia norteamericanos en la lucha contra el terrorismo, reenvió a la policía española una nota del pasado 25 de mayo, donde advertía de un posible atentado yihadista en Barcelona, «specifally La Rambla street«, que apareció publicada en el diario El Periódico. Esta nota ha provocado una gran controversia política y mediática:

· Por un lado, porque el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, aseguró públicamente que era falsa y el fundador de Wikileaks, Julian Assange, afirmó, desde su refugio de la embajada de Ecuador en Londres, que había sido manipulada. Este argumento ha sido asumido por el bloque mediático independentista para desacreditar y hacer broma con su contenido, atribuyéndolo a las cloacas del Estado.

· Del otro, porque los políticos y los medios anti-independentistas han defendido que este documento era verídico y que la cúpula de los Mossos, que también tuvo conocimiento de su contenido a finales del mes de mayo, cometió una grave irresponsabilidad al no tenerlo en cuenta a la hora de extremar la vigilancia en la Rambla, que tal vez habría evitado el atentado del pasado 17 de agosto.

La polémica desatada por la filtración de esta nota ha sido muy agria y ha comportado gravísimas acusaciones de deshonestidad profesional contra el director de El Periódico, Enric Hernàndez, que, por otro lado, ha recibido el apoyo otros estamentos y medios periodísticos españoles.

De todo este turbio episodio –la primera reproducción de la nota del 25 de mayo del NCTC, Enric Hernàndez la atribuyó erróneamente a la CIA y era una transcripción del original que fue pintada por el diario para hacerla pasar por auténtica- yo me quedo con un dato: a petición del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), organismo que dirige el comisario José Luis Olivera, el NCTC aceptó, cuatro días después de los ataques del 17-A, volver a enviar su nota del 25 de mayo. Y esta comunicación fue filtrada expresamente a El Periódico para dejar con el culo al aire al mayor Josep Lluís Trapero y al propio presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que también había negado públicamente su existencia.

Mucho cuidado. Esto quiere decir que el organismo de los Estados Unidos que coordina la lucha antiterrorista internacional dio su visto bueno, explícito o implícito, para que una información confidencial encriptada que envió a los cuerpos de seguridad del Estado español, incluyendo a los Mossos d’Esquadra, fuera difundida a través de un medio de comunicación de Barcelona con el objetivo descarado de desprestigiar a los mandos políticos y operativos de la policía catalana.

Esta filtración es, en sí misma, de una extrema gravedad y una advertencia que apunta directamente a la cabeza del presidente Carles Puigdemont. Imaginemos por un momento que los 100 kilos de «la madre de Satanás» que la célula yihadista de Ripoll había preparado en el chalé okupado de Alcanar hubieran explotado en Barcelona en las furgonetas alquiladas, llenas de bombonas de butano: hoy hablaríamos de centenares de muertos.

La pregunta es otra y provoca escalofríos: ¿cómo, cuándo y a través de quién se enteró el NCTC que se estaba preparando un gran atentado terrorista en Barcelona, specifally La Rambla street?

Desgraciadamente, este es el mundo donde vivimos y nuestros independentistas están en la luna.

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