No muerdas la mano del amo

La noticia ha pasado desapercibida porque el ruido político que han provocado los atentados de Barcelona y Cambrils nos ha dejado tan desconcertados que bastante trabajo tenemos para distinguir quién es el más idiota en el teatro de los imbéciles. A pesar de eso, el caso es que el despido fulminante del periodista y escritor Gregorio Morán después de casi veinte años colaborando en La Vanguardia es una muestra más del estado comatoso irreversible del periodismo barcelonés subvencionado. La pluma de Morán siempre ha sido polémica y seguramente sus Sabatinas Intempestivas han atragantado a más de un convergente mientras desayunaba el sábado con el diario del régimen, pero su irreverencia no sólo ha compensado el aburrimiento que provoca la previsible Pilar Rahola, sino que ha dado al conde Godó una inmerecida pátina de demócrata.

La historia del despido por burofax de finales de agosto se remonta al mes de julio, cuando Gregorio Morán escribió un artículo comparando el procesismo con el franquismo por el control que el gobierno catalán está ejerciendo sobre los medios de comunicación que Màrius Carol censuró. Morán repartía castañas a todo dios –incluso recibió el actual director del rotativo- y no se mordía la lengua al definir como «delincuente» al consejero de Interior, Joaquim Forn, por querer saltarse la legalidad española con el referéndum del 1-O. Si sabemos todo esto es porque su memorable Los medios del Movimiento Nacional que tanta polémica generó y tantos comentarios airados provocó en las redes sociales se acabó publicando en El Periódico. Días después, Morán ingresaba en el hospital después de sufrir un infarto.

El patricio Morán tiene un gran currículum profesional ganado a pulso durante la Transición y no descarto que el martillo de herejes independentistas Enric Hernàndez lo rescate para que siga repartiendo estopa desde el diario de la familia Asensio. En todo caso, supongo que las condiciones económicas serán diferentes porque el rotativo no está para tirar cohetes y no sé si Gregorio Morán, un outsider acostumbrado a la buena vida, estará dispuesto a rebajarse su caché a cambio de continuar escribiendo libremente. El periodista de Oviedo y uno de los hombres que mejor conocía a Adolfo Suárez lo fichó para escribir sus encíclicas el entonces director de La Vanguardia Joan Tàpia. El fichaje, como la mayoría de los que hacía este diario en esa época, fue astronómico y las cifras que corrían por la redacción eren de 250.000 pesetas por sabatina.

Más allá de confirmar que entre los periodistas también hay una selecta casta que cobra sueldos astronómicos mientras que el resto sobrevive en condiciones miserables, si hablo de Morán es para constatar que lo que él ha escrito es cierto y que la prueba irrefutable es que le han cortado el cuello por denunciar de forma poco amable el descarado control político de los medios de comunicación catalanes que se ejerce en este país desde hace décadas. No se sabe qué razón oficial han dado para despedirlo, pero algunos aseguran que los Godó no querían afrontar ninguna querella en un momento de gran tensión política con el referéndum a la vuelta de la esquina. Yo, que soy malpensada por definición, prefiero pensar que si lo han hecho es para no perder la suculenta morterada que La Vanguardia recibe de la Generalitat. ¿Alguien les ha llamado desde Sant Jaume para recordar la cantidad exacta, quizás?

En nuestro mundo todos lo saben y es profecía: el diario de los Godó ha sido el más subvencionado por el gobierno Puigdemont durante el 2016 y, por tanto, el menos plural y menos creíble. Repaso para no equivocarme las subvenciones concedidas el año pasado por el departamento de Presidencia y me escandalizo: 810.719 euros para La Vanguardia, 457.496 para El Punt Avui –cifra que supera los 550.000 si sumamos el dinero público destinado a su página web-, 463.496 euros para El Periódico –más 76.331 euros para la web-, y 313.495 euros para el diario Ara, cantidad a la que hay que sumar 216.213 euros para la web. Por lo que respecta a los diarios digitales encuentro dos perlas: Nació Digital ha recibido 205.484 euros y Vilaweb 136.495. Todo muy normal en un país muy normal.

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