¿Un 1-O con sabor a 9-N?

Según el refranero popular, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad; en Catalunya, añadimos ahora Baiget. El consejero de Empresa dijo a El Punt Avui que «probablemente el 1-O no habrá un referéndum«. «El Estado tiene tanta fuerza que probablemente no podremos hacer el referéndum«, opina. Según él, se aprobará el nuevo marco legal, que será suspendido «en el minuto 1». «Irán tan en contra que tal vez tendremos que hacer algo diferente, y puede parecerse a un 9-N», explica, lamentando que haya quien desprecie la consulta del 2014. «Lo único que hará que si hacemos un 9-N no sea un 9-N es que en vez de dos millones vayan a votar cuatro millones de personas «, añade.

La repentina sinceridad del político ha generado un previsible terremoto, que ha terminado con su cese.La CUP, que no desaprovecha ninguna oportunidad para hacerse perdonar, madrugaba para pedir su dimisión. Hace días que los cupaires insinúan que dentro de Junts pel Sí hay políticos poco fiables, que en caso de naufragio serán, junto con las ratas, los primeros en abandonar el barco del proceso. Aunque no dicen nombres, hasta Baiget todas las miradas apuntaban a Jané y/o Vila; los tres del PDeCat, lo que, puestos a señalar, a los anticapitalistas aún les gusta más.

Después, como bien indica el manual del buen ‘procesista’, Baiget ha corrido a matizar sus palabras. Nada, que no es lo que parece, que él es el primero que defiende el referéndum del 1-O, y que a independentista no le gana ni Junqueras. Él no será «ningún obstáculo»: «Siempre me he comportado de forma leal con el compromiso que tengo y no pondré palos en las ruedas. En ningún momento tengo la sensación de haber sido desleal ni con el gobierno catalán ni con el presidente». Baiget ha recordado que su cargo está permanentemente a disposición del presidente, pero no cree que haya motivos para su cese. «Simplemente digo que debemos estar preparados para las respuestas del Estado, no veo problema«, señaló. Y Puigdemont no ha tardado ni veinticuatro horas en cesarlo.

A ver, podemos hacer los aspavientos que sean necesarios, pero lo que dijo Baiget me lo decía a mí el otro día el camarero de mi cafetería de cabecera, y antes me lo sugería el peluquero, y tantos otros filósofos cotidianos. Baiget no dice nada que no diga la calle. De hecho, por no decir, tampoco dice que sea contrario al referéndum o la independencia; lo que dice es que, en las actuales circunstancias, no lo ve factible.

Sea como quiera, y aprovechando la ocasión, en ‘el hipotético’ caso de que al final tenga razón Baiget y el referéndum no pueda celebrarse, pido al Gobierno catalán que no lo descafeíne una vez más, como ya hizo con el 9- N. Hay que recordar que inicialmente el 9-N también debía ser un referéndum de bandera, y al final terminó siendo una consulta normalita, que algunos tildaron de ‘butifarrada’. A mí, y quizás a alguien más, me resultaría tedioso insistir en la línea de la consulta por muy participativa que esta acabara siendo. De hecho, ya lo decía el presidente, o referéndum o referéndum. O elecciones…

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