Tripartito contra Rajoy, segunda parte

Esto de Pedro Sánchez (PSOE) reuniéndose con Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos) para sacar al presidente Mariano Rajoy de Moncloa es un claro déjà vu. Ya lo hemos visto y sabemos cómo termina. Termina mal; es decir, con Rajoy en la Moncloa ad eternum. Podemos y Ciudadanos, como el agua y el aceite, no mezclan, e Iglesias y Rivera lo saben, también Sánchez. Entonces, ¿cómo es que se vuelven a reunir? (por separado, claro). Se trata, una vez más, de posturear. Tras el simulacro de moción de censura de Iglesias a Rajoy, donde ambos hicieron un papelón digno del mejor sainete, ahora es Sánchez quien sale a escena. La pega es que la función que nos quiere representar ya lo hemos visto y, sin querer hacer un spoiler, sabemos cómo termina: atrincherando Rajoy en su minoría de hierro.

De hecho, desde hace un tiempo la función de la política española parece atrapada en un bucle interminable (como la catalana…). Incluso la entrada en escena de Sánchez no es nueva, como tampoco lo es que intente una vez más el triple salto mortal imposible de juntar elementos inalienables como son Podemos y Ciudadanos o Iglesias y Rivera. También sabemos qué pasa al día siguiente del frustrado intento: Sánchez acusa a Iglesias de haber impedido la expulsión de Rajoy de la Moncloa. También sabemos que el líder de Podemos replica diciendo que Ciudadanos es de derechas y que no es de fiar (cosa que ahora, después de ver las reiteradas genuflexiones de los naranjas frente al PP, cuesta menos de entender).

Lo cierto es que Podemos no quiere pactar con Ciudadanos, y al revés; lo cierto es que Iglesias no puede ver a Rivera, y al revés; lo cierto es que, para más inri, Sánchez no puede ver a Iglesias, y al revés; lo cierto es que Rivera parece cómodo en su papel de muleta del PP, y al revés. Entonces, ¿a qué viene tanta comedia? Sánchez necesita desgastar a Rajoy y distanciarse de Podemos y entiende que toqueteando el tablero político lo conseguirá y, aunque se le ve el plumero, quién sabe si no se saldrá con la suya; en peores plazas ha toreado (PSOE). De momento, a pesar de hacer cara de eterno aprendiz, a Sánchez no le han ido nada mal los juegos malabares. Pero tres no pactan si dos no quieren, y en este caso queda claro que dos no quieren.

Así, los próximos días veremos el remake de una película vieja, de la que ya sabemos el inicio, el desarrollo y el desenlace, y especialmente el final no nos acaba de convencer. Si a esto le añadimos que las segundas partes de las películas no triunfan casi nunca… Quien seguro que está encantado de la función es, sin duda, Rajoy, que desde primera fila y atiborrado de palomitas se dispone a disfrutar del espectáculo…

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