Finalmente, el jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Manuel Moix, ha presentado su dimisión irrevocable a raíz de la publicación de que tiene desde 2012 el 25% de una sociedad offshore en Panamá detrás de la cual se escondía un chalé heredado de sus padres en Collado-Villalba (Madrid).
El anuncio de la renuncia de Moix, lo ha hecho público esta mañana el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, quien ha afirmado que le ha pedido a Moix que no dimitiera, al considerar que no había argumentos para hacerlo, puesto que considera que el hasta ahora fiscal anticorrupción ha actuado de manera transparente y que todo lo había declarado a Hacienda.
Ayer, la vicepresidenta del Gobierno central, Soraya Sáenz de Santamaría, evitó apoyar a Moix al declarar que «cuando se trata de nombramientos de la Fiscalía, es a la Fiscalía a quien le corresponde estos nombramientos y las situaciones administrativas que afectan los fiscales».
También el ministro de Justicia, Rafael Catalá, pasó la patata caliente del caso Moix al fiscal general del Estado, José Manuel Maza, al declarar que «es al fiscal general del Estado a quien corresponde si procede proponer un expediente para remover a Moix», añadiendo que el fiscal jefe «no está puesto aquí por la confianza del Gobierno».
En una entrevista a Onda Cero, el jefe Anticorrupción había asegurado que es «indudable» que calculó «mal» la relevancia de la sociedad panameña, añadiendo que si no informó a sus superiores antes de ser nombrado, fue porque consideró «irrelevante» este asunto, puesto que «no había incompatibilidad».
