Es un misterio. Los funcionarios que trabajan en el Palacio de la Generalitat se preguntan qué trabajo realiza exactamente Miquel Calzada, con el que se cruzan a menudo por los pasillos de la Presidència del gobierno catalán.
Miquel Calzada Olivella fue nombrado el 22 de mayo de 2012 «comisario para la organización y el desarrollo de los actos conmemorativos del 300 aniversario del 11 de septiembre de 1714». Curiosamente, una responsabilidad de esta magnitud, que conllevó la organización de numerosos actos y no pocas polémicas políticas, no estaba compensada económicamente. Es decir, Calzada trabajaba gratis. Eso sí, tenía despacho propio y acceso a todos los servicios de las oficinas del Palau. Podía llamar, usar ordenadores, imprimir, encargar compras, etcétera.
El caso es que hace ya dos años y un par de meses que 2014 quedó atrás. Y Miquel Calzada continúa paseándose por el Palau como si fuera su casa.
Tanto tiempo para cerrar las carpetas abiertas con la organización del Tricentenario es excesivo y el uso de las infraestructuras públicas sin ningún tipo de control tienen con la mosca detrás de la oreja a los funcionarios que se topan con Mikimoto cuando entra día sí y día también por la puerta de la calle Sant Honorat en las dependencias del Palacio de la Generalitat.