El Bruc no se mueve

Cíclicamente se pide que el cuartel de la Diagonal de Barcelona pase a manos de la Generalitat o del Ayuntamiento para usos públicos de carácter civil
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Cuando el Parlamento de Cataluña insta al gobierno a hacer algo, el tema puede quedar en papel mojado. Instar es pedir algo, con una cierta autoridad moral y poca cosa más. Por lo tanto, cuando el Parlamento insta al gobierno, después el gobierno puede hacer y deshacer a gusto y pasarse la petición por el forro.

Esta vez, a propuesta de la CUP, el Parlamento ha instado al gobierno de la Generalitat a prohibir los actos «de exaltación militar», como por ejemplo los desfiles en espacios civiles de Cataluña. Otro punto de la moción ‘cupaire’ también pide al gobierno de la Generalitat que prohíba las maniobras del ejército en espacios que no sean estrictamente militares. Esto hace clara referencia a los ejercicios que unidades del ejército hacen en la sierra de Collserola, unos ejercicios que el Ayuntamiento de Barcelona, el pasado mes de marzo, ya había reclamado al ministerio de Defensa que se dejaran de hacer. La propuesta municipal surgió a raíz de las denuncias de trece centros educativos ubicados en la sierra que se quejaban que había militares por la zona en horario lectivo.

NIÑOS CON ARMAS
El texto de la moción parlamentaria también hace referencia al hecho que se insta al gobierno que evite la presencia de militares en cualquier centro educativo y de formación y en espacios educativos como el Salón de la Enseñanza y el Salón de la Infancia. Aquí hay una clara simbiosis con la actitud de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, cuando aprovechó las cámaras de TV para dirigirse a los militares que tenían montado un stand en el último Salón de la Enseñanza, y les espetó que allá no pintaban nada -con una sonrisa, eso sí-. También la ciudad de Girona se ha mostrado beligerante con la presencia de militares en actos educativos o lúdicos.

En las últimas celebraciones del Día de las Fuerzas Armadas, el pasado mes de mayo, se pudieron ver a algunos menores empuñando armas de fuego militares, en el cuartel del Bruc y en el castillo de Sant Ferran de Figueres. La alcaldesa de la ciudad ampurdanesa, Marta Felip, mandó una carta al ministerio de Defensa manifestando su rechazo a lo que consideraba unos hechos que «incitan a la violencia en los menores de edad«. Y en Girona capital también hubo muestras de rechazo a la presencia de soldados en la feria de la enseñanza Expojove.

No acaba aquí la cosa: la moción de la CUP también pide que se desautorice la participación y presencia de aviones de combate en la Festa del Cel, que después de celebrarse en Barcelona, últimamente se había trasladado a Mataró, y que se calcula que aportaba unos ingresos directos a la ciudad del Maresme de unos 2 millones de euros.

La moción aprobada por el Parlamento concluye que todas estas peticiones se hacen con la voluntad de dejar patente «el ejercicio de coherencia con los valores de la paz«, que tiene que tener el país. La moción en cuestión fue presentada por la CUP y votada por Junts pel Sí y los diputados de Catalunya Sí Que es Pot.

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