El consejero Andreu Mas-Colell tenía que ser la «gran esperanza blanca» de la Generalitat para salvar las cuentas públicas y dirigir la ruta del enderezamiento económico de Catalunya. Pero, después de casi cinco años al frente del departamento de Economía y Conocimiento, hay que decir que ha frustrado todas las expectativas y ha resultado ser un bluff, a pesar de su denso currículum académico, labrado en los Estados Unidos. Ahora dice que se marchará después del 27-S.
Sus compañeros de gremio tienen claro el motivo de su fracaso como gestor de las finanzas de la Generalitat: Andreu Mas-Colell es un experto en microeconomía, disciplina que está en los antípodas de la macroeconomía y que no tiene nada que ver con la tarea de dirigir, ordenar y priorizar la política económica de un gobierno.
El auxilio de Madrid
Si miramos el balance de su gestión en perspectiva, resulta del todo catastrófica y errática: ha elevado el endeudamiento de la Generalitat de los 35.616 millones (2010) a los 64.465 millones (primer trimestre de 2015); el bono de la Generalitat tiene la calificación de «basura» por las tres principales agencias de rating; ha malvendido el patrimonio inmobiliario de la Generalitat muy por debajo de su valor y con unas condiciones muy ventajosas para los compradores; la presión fiscal que soportan los catalanes es la más alta del Estado, por decisión del consejero Andreu Mas-Colell; los proveedores continúan cobrando con mucho retraso, con casos sangrantes como el de los farmacéuticos; ha mantenido la adjudicación de ATLL a Acciona, a pesar de las reiteradas sentencias judiciales que la han anulado; ha perdido en los tribunales medidas tan discriminatorias como el euro por receta; ha hecho el ridículo con el Eurovegas y Barcelona World, etc.
Más allá de la retórica de enfrentamiento con Madrid, los números cantan. La Generalitat ha sido la primera y la principal beneficiaria de las ayudas de urgencia implementadas por el ministro Cristóbal Montoro para salvar las finanzas de las comunidades autónomas.
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