Con la aprobación del reglamento del Consejo Regulador Andorrano del Juego (CRAJ), el pasado día 10 de junio, el Gobierno del Coprincipado ha dado un paso capital que allana el camino para la próxima instalación de un casino en el país. Históricamente, el juego ha sido malvisto por las autoridades andorranas, debido a la determinante influencia del copríncipe episcopal de La Seu d’Urgell, que siempre ha velado por la «moral» de sus súbditos.
Las urgencias financieras del país de los Pirineos, derivadas de la ofensiva internacional contra los pilares fundamentales de su economía -la evasión fiscal, el tabaco, el contrabando y el dumping comercial- han forzado que los políticos andorranos busquen a la desesperada nuevas fuentes de ingresos y por eso han decidido, finalmente, abrir la puerta a la implantación de un casino. Y que le den al obispo de La Seu!
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El CRAJ es el organismo encargado de organizar y controlar los juegos de azar en Andorra. Su creación estaba prevista en la Ley del juego, aprobada por el Consejo General (Parlament) el pasado 11 de diciembre, y está presidido por el ministro de Finanzas, Jordi Cinca. A partir de su puesta en marcha, el CRAJ convocará, en los próximos meses, el concurso para la adjudicación de la licencia que tiene que permitir la apertura del primer casino de las Valles del Valira.
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