La crisis de Convergència i Unió comporta la salida del Gobierno de la Generalitat de los tres consejeros de Unió y, consiguientemente, el nombramiento de sustitutos.
La figura más visible del sector independentista de Unió, Antoni Castella, ha explicado este miércoles, cuando se ha acabado la cumbre de Unió y Ramon Espadaler ha expuesto la posición oficial del partido, que no abandonarán el Ejecutivo de Artur Mas «para mantener la lealtad al presidente» y que la dirección de UDC «está haciendo un chantaje a Mas».
Castellà es precisamente una de las figuras que pueden ascender y convertirse en consejero. Una de las opciones más factibles es que las vacantes que dejan Joana Ortega, Josep Maria Pelegrí y el propio Espadaler se cubran, al menos en parte, con figuras independentistas de Unió. Se apunta, en ese sentido, que Castellà, hasta ahora secretario de Universidades, sustituirá a Ortega al frente de Gobernación y Relaciones Institucionales, si bien no sería vicepresidente. Asimismo, el exdirigente de Unió y exalcalde de Vic Josep Maria Vila d’Abadal suena como sustituto de Pelegrí en Agricultura. Además, una figura no vinculada a Unió, Albert Batlle, actual jefe de los Mossos d’Esquadra y hombre de confianza del consejero Germà Gordó, está bien posicionado para ser el sucesor de Espadaler en Interior.
Ortega se retira
La vicepresidenta Joana Ortega, uno de los miembros del Gobierno de la Generalitat imputadas por la celebración de la consulta alternativa del 9N, es uno de los tres altos cargos de Unió en la Generalitat que se marchan por las discrepancias sobre la hoja de ruta del presidente Artur Mas. Ortega no sólo abandona el Gobierno, sino que deja la política y prevé mantenerse como militante de base de Unió.
