Desde el día siguiente de las elecciones municipales tenemos en marcha una nueva campaña institucional ridícula de las que nos tiene acostumbrados el Gobierno de la Generalitat. No nos sorprende e, incluso, rebaja el listón del esperpento al que llegamos en 2014 con la propaganda del Tricentenario. Son muchos años de gobiernos convergentes -con el breve interregno del Tripartito- como para extrañarnos ante estos ejercicios publicitarios patéticos.
Para justificar la campaña, el secretario de Comunicación de la Generalitat, Josep Martí, dijo, en su presentación, que se pretende «implicar a la ciudadanía en el proceso de construcción de una sociedad con más recursos, mejores servicios y más calidad democrática». Como reconociendo que el gobierno de Catalunya es incapaz de construir esta sociedad.
Además, para defenderse de las críticas al gasto que supone una campaña innecesaria como ésta, Martí dijo que el Tripartito hizo una, en 2008, con el eslogan de ‘Som-hi‘, que costó 318.000 euros de producción y que se gastaron 2,3 millones en inversión publicitaria. «Mal de muchos, consuelo de tontos». ‘Preparats‘ (Preparados) cuesta 72.297,5 euros (curioso el medio euro que baila) de creatividad y la difusión, 1.300.000 euros. Ningún periódico, radio o televisión que se beneficie de estos anuncios especulará sobre otras acciones sociales que se podrían subsanar con este dinero.
La costumbre de tragarse estas pamplinas no impide reaccionar de algún modo ante ellas. Unos optan por silbar –cuando se las encuentran en las salas de cine-, otros pintan bigotes a los personajes que nos la venden desde las vallas publicitarias o hacen montajes divertidos. Muchos, es cierto, hace tiempo que han optado por la resignación.
Es difícil discernir cuál es la respuesta más acertada. Y más, alertados como estamos de que estas campañas se sabe cuándo empiezan pero no cuándo terminan. Es como el ‘derecho a decidir’. Lo que era el derecho a votar se ha convertido en derecho a la independencia. Como dicen ahora las mentes preclaras que dirigen este ‘proceso’, ya hemos pasado pantalla y el ‘derecho a decidir’ es agua pasada.
Ahora nos preguntan si estamos ‘preparados’ para una Catalunya mejor. Dentro de unos días, veremos carteles y campañas pidiéndonos si estamos ‘preparados’ para la independencia. Pasando pantallas que nos cuestan un riñón.
Se admiten apuestas.
