Designación inminente del arzobispo de Barcelona

El Papa Francisco intensifica los contactos para elegir el sustituto, si bien las quinielas apuntan hacia Juan José Omella, obispo de Logroño-Calahorra y catalanohablante
El Papa Franscisco y el cardenal Omella
El Papa Franscisco y el cardenal Omella

Todo el mundo en los ambientes eclesiales españoles y catalanes lo da por inminente. El nombramiento por el Papa del nuevo arzobispo de Barcelona se puede producir en cualquier momento. Sin embargo, el proceso de elección y designación, que conlleva el envío de una terna (o más) por parte de la nunciatura en Roma ha entrado en zona de turbulencias.

La partida en estos momentos está en su momento crucial. El cardenal Lluís Martínez Sistach se mueve para conseguir una nueva prórroga. Aunque en abril próximo cumplirá 78 años, goza de buena salud y ha tenido a su favor el delicado momento político catalán. En algo, Roma la escucha: será difícil encontrar a alguien que sea capaz de estar bien con casi todos.

Lluís Martínez Sistach calcula todos sus movimientos para no dejar margen al error. Participó en la despedida laica al periodista Joan Barril, bajando la cabeza ante el féretro, un gesto a la Catalunya satisfecha de ser laica y progresista. Pero hace poco, prohibió al teólogo heterodoxo Juan José Tamayo que hiciera una conferencia en la parroquia de Sant Medir, un gesto de complicidad a la derecha eclesial, que sólo espera una patinada del prelado.

Mantener un año más al cardenal en Barcelona sería todo una sorpresa. Pero hace pocos días el Papa recibió el arzobispo en el Vaticano, parece que a petición de éste. Un encuentro que no estaba previsto.

Luces y sombras de Omella
El nombre de Juan José Omella, obispo de Calahorra-Logroño, hace tiempo que corre. Omella, como ya hemos informado, genera inquietud en los sectores más catalanistas. Oriol Domingo, desde su blog In saecula saeculorum, recordó que fue uno de los que apoyaron la instrucción pastoral del cardenal Antonio María Rouco que definía la unidad de España como un bien moral. Hay que decir, sin embargo, que sólo trece prelados se opusieron.

Omella, hijo de la Franja y catalanoparlante, también fue duro con la diócesis de Lleida en el pleito por el arte de Poniente. ¿Ahora este viene a casa a cuidar del rebaño? Resuena de nuevo el «Queremos obispos catalanes». Y catalanistas. Pero Omella tiene más vertientes. Juan Rubio, desde La Vanguardia, recordaba en uno de los artículos publicados en defensa de esta candidatura, que conecta muy bien con los nuevos aires de Roma. Omella estaría alineado con el ala más abierta de los obispos. Su discurso es más social de lo que es habitual en la Conferencia Episcopal. Y se da por hecha cierta sintonía entre él y el Papa Francisco.

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