El apoyo que buscaba el PP desde la tribuna de invitados, con la invitación de un grupo ultra de cuatro miembros, se le ha girado en contra. Pero a pesar de la expulsión de la cámara, Alicia Sánchez-Camacho ha evitado condenar el acto, se ha sacudido cualquier tipo de responsabilidad y se ha referido a la «hipocresía» de aquellos que no condenan los ataques a la sede de su partido o los ‘escraches’ que sufren algunos de sus miembros.
Los invitados han aplaudido y gritado cada vez que un diputado popular, o de C’s, criticaba el uso de colegios e institutos para la consulta del 9-N. De Gispert los ha expulsado del hemiciclo y se han marchado con el brazo derecho levantado, haciendo el saludo fascista, y gritando «Viva España».
Fuentes populares han explicado la «imposibilidad» de anticiparse a los actos que puedan hacer los invitados desde la tribuna parlamentaria. Para asistir a alguno de los puntos de la orden del día de cualquier sesión plenaria hace falta una invitación de alguno de los diputados.