Hasta hace cuatro días los adversarios del frente soberanista pro-consulta, la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, eran los anti-demócratas que se oponían a la votación prevista para el 9 de noviembre. Al convertir esta consulta en un proceso de participación democrática tutelado por la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural y romperse la unidad de los partidos pro-consulta, esta acusación ha quedado inservible. Ya no se puede acusar de anti-demócratas a los que se oponen a la consulta porque dentro de los propios partidos que pactaron la fecha y las preguntas hay opositores a la nueva formulación propuesta por el presidente de la Generalitat.
Pero el nuevo adversario es tan malo o más que los que negaban el derecho de los catalanes a votar. El adversario del tándem Asamblea Nacional Catalana-Ómnium Cultural, que a un ritmo de 200.000 euros semanales está llenando Catalunya de carteles y anuncios de la campaña, tiene que ser un personaje infame.
¿Quién, si no, puede estar en contra de los eslóganes que aparecen firmados por «Ahora es la Hora. 9N hagamos un país nuevo», y rubricados con el necesario «SíoSí»? Hagamos el ejercicio de decir lo contrario a lo que se lee en estos eslóganes: «Quiero un país donde mis hijos no tengan futuro», «Quiero un país donde las personas no sean el centro de todo», «Quiero un país del que nadie esté orgulloso «,»Quiero un país menos igualitario», «Quiero un país que no ame a su lengua «, «Quiero un país donde los políticos no trabajen para la gente», «Quiero un país donde la gente no salude a su vecino», «Quiero un país que además de nuevo, sea peor», «Quiero amar a España desde una Catalunya que no sea libre», «Quiero un país donde ser niño signifique ser infeliz», «Quiero un país para odiar «, «Quiero un país que no piense en las personas», …. and so on!
El enemigo a batir ahora no puede ser más maligno. El Doctor No, Darth Vader o el más fanático de los yihadistas del Estado islámico se quedan cortos. ¡Dónde se ha visto tanta maldad!
