Rodrigo Rato, exministro de Economía, antiguo director gerente de Fondo Montetario Internacional y último presidente de Bankia antes de la nacionalización de la entidad, ya ha empezado a saborear las consecuencias del escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid. Ha sido destituido como consejero de la filial inmobiliaria Servihabitat, propiedad de CaixaBank y del fondo norteamericano Texas Pacific Group (TGP).
Hace sólo seis meses de su nombramiento como consejero, sobre el cual Isidre Fainé se lavó las manos: «no me llamó nadie para contármelo, lo encontré hecho», aseguró. Después de los de Telefónica y el Santander era el tercer consejo de administración donde se sumaba Rato tras presidir Bankia.
Según informa El Confidencial, la destitución fue decidida por TGP, representada en España por Alfonso Cortina, antiguo presidente de Repsol.
Spottorno y el Rey
Otro personaje célebre salpicado por el caso de las tarjetas es el anterior jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno. Y, de rebote, también el rey Felipe VI, quien se comprometió a hacer de la Corona una institución íntegra, honesta y transparente, y que tiene a Spottorno como consejero privado. El actual rey de España criticó el 2011 el comportamiento «no ejemplar» de Iñaki Urdangarin…
Arturo Fernández
Por su parte, el presidente de la patronal madrileña Arturo Fernández, también beneficiario de las polémicas tarjetas, asegura que no sabía que eran irregulares y dice estar dolido. Ha anunciado que devolverá 37.000 euros gastados con su tarjeta ‘black’ y dice que tendría que haber recibido explicaciones. También admite que podrían haber preguntado y declara que no se plantea dimitir.
Los créditos
En cuanto a los créditos y avales concedidos por Caja Madrid a los consejeros premiados con tarjetas opacas, la mayoría se formalizaron en un momento de contracción creditícia y de empeoramiento de la crisis. Estos consejeros obtuvieron un total de 50 millones de euros prestados, según Público. Entre los privilegiados figura Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE condenado por varias quiebras, como la de Marsans, quién gastó 94.000 euros de la tarjeta en negro. Él y sus empresas obtuvieron préstamos por un valor de más de 32 millones de euros.
