La nueva normativa de acceso al Park Güell determina que las escuelas pueden visitar la zona monumental sin pagar si disponen de cita previa. En caso de querer acceder libremente sin haberla concertado, cómo han hecho siempre, un grupo de alumnos y sus profesores se quedarían a las puertas por culpa del aforo restringido, no más de 400 personas cada media hora, impuesto por la gestión de Barcelona de Servicios Municipales (BSM), a quien el Ayuntamiento otorgó el control de los accesos al parque para «asegurar su protección por su interés turístico y evitar el uso masivo en horario turístico».
Eso le habría podido pasar esta semana a los estudiantes de primer curso de primaria de una escuela de Barcelona, niños de 6 y 7 años, si su profesora no hubiera llamado a los responsables del parque antes de hacer la visita y se hubiera cerciorado de que no les permitirían acceder a la zona monumental. La maestra, decepcionada, tuvo que cancelar los planes y concertar una nueva visita -gestión con el departamento comercial del parque- para finales de mayo.
Los responsables del centro docente se quejan de las complicaciones que la privatización del acceso al Park Güell les está comportando cuando quieren acercar la obra de Antoni Gaudí a los más jóvenes, y recuerdan que les habían prometido que los cambios en las condiciones de acceso al parque no les iban a afectar.
Un programa pedagógico, como si no lo fuera
Estos cambios, además, obligan a pagar a los participantes del programa de intercambio europeo Comenius para acceder juntos a la zona monumental, pese al motivo pedagógico de su visita. Según explica a EL TRIANGLE una directora de escuela, hay una pequeña mayoría de adultos (17 de 32) en estas visitas, todos ellos docentes, motivo por el cual los gestores del Park Güell les cobran como a un «grupo organizado» cualquiera en lugar de permitirles el acceso gratuito.
