Vergüenza. En Perpinyà, la capital de la Catalunya Nord, el Front National (FN) ha ganado la primera vuelta de las elecciones municipales celebradas este domingo día 23. Su candidato, Louis Aliot, que es el vicepresidente del FN y compañero sentimental de Marine Le Pen, ha obtenido el 34,2% de los sufragios, por delante del hasta ahora alcalde Jean-Marc Pujol (UMP), con el 30,6%. Los socialistas, encabezados por Jacques Cresta, se han hundido hasta el 11,9% y, por consiguiente, todavía están «vivos» (la barrera está en el 10%) para la segunda vuelta, que se celebrará este próximo domingo.
Esta victoria del FN en Perpinyà se enmarca en la oleada de votos que esta fuerza xenófoba y de extrema-derecha ha obtenido en las zonas meridionales del Estado francés, donde ha ganado en ciudades como Aviñón, Fréjus o Béziers, pero sin lograr la mayoría absoluta. Ahora habrá que ver cuál es la estrategia que adoptan el Partido Socialista y la UMP para parar al FN en la segunda vuelta.
En el caso de Perpinyà, el presidente del Consejo Regional del Languedoc-Rosselló y líder del PS, Christian Bourquin, ha propuesto una fusión de las listas de la derecha y la izquierda, que ahora tendrá que valorar Jean-Marc Pujol. La dirección de la UMP, por su parte, ha optado por la estrategia «ni PS ni FN» que en Perpinyà podría comportar que, finalmente, Louis Aliot fuera elegido alcalde en la segunda vuelta.
Los resultados de Perpinyà son también una dolorosa derrota para el catalanismo político. El partido Unitat Catalana ha ido, tradicionalmente, en las listas de la UMP y, gracias a esto, ocupaba lugares de responsabilidad estratégica en el ayuntamiento. La lección es clara y triste: la extrema derecha es la alternativa natural de la derecha cuando la crisis capitalista se agudiza, como vemos en el caso de Perpinyà.
