«¿Si mucha gente de mi país está dispuesta a arriesgar su vida en una patera tratando de cruzar el Estrecho cómo iba yo a resistirme a la invitación de un europeo bien vestido que me prometió hacerme una estrella del fútbol?». Así empieza la petición que Alassane Diakité, un joven futbolista nacido en Malí y residente en Madrid, ha dirigido al presidente de la UEFA, Michel Platini, a través de la plataforma Change.org.
Diakité reclama a la UEFA y a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) un Código de Conducta que acabe con el tráfico de menores en el fútbol europeo, del que sacan provecho económico y deportivo los clubes de más alto nivel. Según ha explicado el joven futbolista malí, se calcula que actualmente hay en Europa más de 20.000 chicos africanos que llegaron cuando eran menores soñando ser futbolistas profesionales y que hoy malviven como pueden por calles de ciudades del considerado primer mundo.
La historia de Diakité es la misma que han vivido muchos jóvenes futbolistas africanos con el talento suficiente como para atraer la atención de técnicos de clubes de fútbol con centenares de millones de euros de presupuesto. «Cuando tenía 15 años vino a verme un hombre que me prometió que podía convertirme en una estrella del fútbol en Europa. Mis padres invirtieron todos sus ahorros para pagar lo que este hombre les pedía a cambio. Pero cuando llegué a Francia, en lugar de traerme a un estadio de fútbol, me metieron en un sótano durante meses, sin ver una pelota».
«La FIFA prohíbe que los clubes europeos contraten a menores de 18 años de fuera de Europa. Así que lo que hacen algunos agentes es atraernos con promesas de gloria, y traernos a Europa con becas falsas, contratos de trabajo como jardineros o empleados del bar del estadio, falsificando nuestra edad en el pasaporte. Y si al final resulta que no somos el nuevo Eto’o o el nuevo Drogba, nos dejan tirados y nos abandonan en un país que no conocemos, lejos de nuestras familias y sin dinero«, ha explicado
El joven Alassane ha conseguido rehacer su vida en España, adonde llegó desde Francia por su cuenta: «Gracias a la bondad del Club Deportivo Canillas he podido encontrar una salida digna: juego a fútbol y soy entrenador de niños». El futbolista, no obstante, desea que la historia no se repita nunca más: «Yo he sido víctima y he sobrevivido, pero muchos no lo consiguen. Mi gran motivación y lo único que pretendo es que esto no vuelva a pasar con otros niños como lo era yo».
