Nadie dudaba de que Josep Antoni Duran i Lleida continuaría como secretario general de CiU, ni desde las filas de Unió Democrática de Catalunya (UDC) ni tampoco los convergentes que tanto le han criticado por su actitud poco combativa en el proceso por la consulta sobre la independencia de Cataluña.
Duran i Lleida seguirá como número dos de CiU para evitar «abrir un proceso de inestabilidad» en un momento tan delicado para el país, según acordó por unanimidad la comisión ejecutiva de UDC en una reunión en la que únicamente se trató esa cuestión. Sorprendentemente, algunos dirigentes democristianos que habían amenazado días atrás con la retirada de Duran, molestos por las críticas de los socios de federación, ahora mantienen que hacen un favor al país conservándolo en la secretaría general de CiU.
En declaraciones públicas, dirigentes de CDC como Lluís Corominas han señalado que la decisión de la permanente de Unió «refuerza» a la federación, que les «cohesiona», pero, en privado, otros parlamentarios reprochan a sus socios de UDC y, en especial, a Duran un «exceso de teatralidad». Incluso, un histórico convergente habla de «comedia» si bien, en estos momentos, nadie está por echar más leña al fuego en las tensiones internas de CiU.
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