Dos de los principales impulsores de la Crida Nacional por la República, el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, instalado en Bélgica, y el elegido presidente del nuevo invdnto Jordi Sànchez, encarcelado en Lledoners, no pudieron votar en el congreso constituyente.
Y no lo pudieron hacer porque el nuevo partido postconvergente prohíbe el voto no presencial. Paradójico, mientras Puigdemont reclamaba y reclama su investidura a distancia para revalidar la presidencia del Gobierno catalán, ni siquiera la Crida, su invento más personal, lo deja votar. Eso sí, el expresidente pudo arengar el personal por videoconferencia.
Quienes sí que pudieron votar fueron los miembros de la nueva dirección de la Crida. Entre otros, el nuevo secretario de organización, Toni Morral, y los miembros del Gobierno Elsa Artadi, Damià Calvet y Laura Borràs, los exdirigentes del PSC Ferran Mascarell y Marina Geli y exmiembros del secretariado del ANC, como por ejemplo Jordi Pairó, Marcel Padrós e Irene Negro, entre otros.
También el presidente de la Generalitat, Quim Torra, junto con Puigdemont y Sànchez impulsores de la iniciativa, ha podido votar sin ningún tipo de problema.
