Este 27-S, la candidatura Junts pel Sí (JxS) no ha conseguido el efecto bola de nieve que previeron sus promotores. La suma de CDC y ERC, con la coletilla de MES y Demòcrates de Catalunya, ha perdido nueve escaños en el nuevo Parlamento de Catalunya y queda lejos de la soñada mayoría absoluta.
La espectacular campaña de marketing desplegada, con ingentes recursos económicos a su disposición, por Oriol Soler, no ha logrado el impacto deseado. La afluencia masiva a las urnas ha dado impulso al voto anti-independentista (52%) que, en números absolutos, ha quedado por delante de los secesionistas (48%).
En el imaginario colectivo creado por JxS estas elecciones tenían que ser históricas y catárticas, como lo fueron las de 1907 con Solidaritat Catalana o las de 1931 con la victoria fulgurante de ERC y la inmediata proclamación de la «República Catalana dentro de una Federación de Repúblicas Ibéricas» por Francesc Macià desde el balcón del Palau de la Generalitat. Pero los tiempos son otros y esta vez la épica nacionalista ha chocado con la realidad de una sociedad catalana mucho más compleja, interconectada y plural.
Aquello que me preocupa ahora son los enormes interrogantes que se abren a partir de este 27-S y que, lo queramos o no, tienen un impacto directo sobre la vida cotidiana de los catalanes (trabajo, vivienda, educación, sanidad, subsidios, pobreza…). El país deviene ingobernable, puesto que CDC y ERC están condenados a pelearse, mientras que el maridaje entre JxS y la CUP resulta inverosímil. Unas cuestiones básicas:
· ¿Quién será el próximo presidente de la Generalitat, dado el rechazo de la CUP a Artur Mas?
· ¿Qué fuerza y qué credibilidad tendrá un gobierno de JxS, débil y en permanente minoría?
· ¿Qué pasará a medida que las investigaciones judiciales sobre el caso Pujol y el caso 3% vayan aportando nuevas y escabrosas informaciones sobre las cloacas de la corrupción catalana?
· ¿Qué harán ERC y la CUP en el supuesto de que Artur Mas o algún diputado de CDC queden salpicados por estos escándalos?
· ¿Cómo piensan internacionalizar el «proceso» si sólo tiene el apoyo del 48% de los electores?
· ¿Qué harán los partidos de JxS ante la inminente convocatoria de las elecciones generales españolas?
· ¿Qué pasará ante el previsible cierre de empresas -por razones económicas, no políticas- y el creciente malestar social que esto creará? ¿Quién lo gestionará?
· ¿Qué pasará con BCN World o la ATLL?
· ¿Quién aprobará los Presupuestos de la Generalitat para el año 2016?
A los catalanes nos toca sufrir lo indecible.