El Ayuntamiento de Barcelona ha cerrado definitivamente la puerta al proyecto Hermitage para la nueva bocana del puerto. Lo ha hecho con división entre los socios del Ejecutivo, ya que mientras Barcelona en Común ha votado a favor de desestimar las alegaciones del Port de Barcelona y denegar el convenio entre las dos instituciones, el PSC se ha abstenido.
«Es necesario hacer un proyecto nuevo», ha defendido la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz. La número dos de los comunes ha justificado la decisión por el otorgamiento de la concesión que el Port hizo al Hermitage sin esperar el visto bueno municipal. «Si no lo habíamos hecho hasta ahora es porque estábamos negociando para un proyecto diferente o mejor», ha dicho. «El puerto se ha precipitado y ha tomado un atajo», ha apuntado.
La tercera teniente de alcalde, Laia Bonet (PSC), ha reconocido que hay «discrepancia» entre los socios de gobierno. Existe, en concreto, en cuanto a los «riesgos» que conllevan decisiones como la adoptada hoy. Los socialistas, según ha indicado, defendían esperar a tener avanzado el proyecto alternativo que incluye más actores antes de decir ‘no’ a la iniciativa inicial del Hermitage en solitario.
Así, según ha argumentado Bonet en una rueda de prensa inmediatamente posterior a la de Sanz, se reducían las posibilidades de que algún promotor quiera judicializar la situación o se levante de la mesa de negociación.
