“No dejes que la realidad te estropee un buen titular”, es una de esas sentencias que, entre periodistas, hizo fortuna hace años, y que perdura. Se le atribuyen distintos padres: William Randolph Hearst, magnate estadounidense de prensa; o la icónica película del maestro Billy Wilder, The Front Page, pero quien parece tener más números de paternidad real es otra comedia, menos reconocida, sobre prensa sensacionalista titulada Sex and the single girl, en este caso del cineasta Richard Quine. Después, el consejo del titular se extendió hasta el conjunto del reportaje, y hasta la fecha, que bajo el paraguas de fake new adquiere la máxima relevancia.
El derechismo español, como tantos otros derechismos, se ha hecho suya la frase y la ha elevado a la máxima potencia. Pero, mira por dónde, la realidad, tozuda, les ha estropeado un buen titular y no fue “un moro”, como decían ellos, quien asesinó al pequeño Mateo en Mocejón, provincia de Toledo. Fue un vecino de la localidad, de 20 años, con nacionalidad española. ¡Lástima! Exclamó la extrema derecha nada más saberse la realidad real, que dinamitaba lo que para ellos era un excelente titular. Antes, habían hecho circular por las redes sociales el titular del “moro”, que se ajustaba más a sus necesidades, sin importar nada ni nadie, ni Mateo. Ni siquiera fue un extranjero, fue un español, ergo la noticia ya no les interesa porque no les permite transitar su mensaje de odio. Incluso, antes de la detención, uno de los familiares de Mateo salió indicando que era un disparate señalar sin pruebas a ningún colectivo. Pero ellos, insensibles e insaciables, siguieron abusando de la muerte del pequeño, con plena impunidad. La Fiscalía investigará los mensajes falsos…
No quiero ni imaginar lo que hubiera pasado si el titular hubiera correspondido con la realidad. Si sin serlo, se ha llegado hasta donde se ha llegado… La ultraderecha esparce impunemente mentiras que se convierten en odio por un puñado de miserables votos. Si quien asesinó a sus exparejas en Rubí y Castellbisbal, por ejemplo, hubiera sido “un moro” y no un exjefe de la Policía Nacional la derecha más extrema, y quizá la no tan extrema, habría puesto el grito en el cielo. A ellos la violencia machista solo les interesa si viene de los extranjeros y pueden rentabilizarla con su discurso del odio, no si es uno de los suyos quien la ejerce. A ver si empieza a caernos la venda de los ojos a todos. Y sí, soy de quienes les cuesta distinguir el odio de Santiago Abascal del de Silvia Orriols, hienas de distinto pedigrí, pero hienas, al fin y al cabo, deseosas ambas de falsos titulares no estropeados por mundanas realidades.
