El Ayuntamiento de Calafell (Tarragona) ha puesto en marcha un dispositivo de vigilancia aérea con drones para controlar, con dos vuelos al día, que no se llenen las piscinas particulares.
Según ha informado el Ayuntamiento, «se compararán las imágenes para comprobar si ha habido cambios», una solución para el control que la Generalitat pide en relación a las medidas excepcionales contra la sequía, dentro del plan especial del Gobierno.
El concejal de Ecología Urbana, Aaron Marcos, ha explicado que Calafell es uno de los municipios de Tarragona con «uno de los mayores consumos de agua» y con más piscinas por habitante: unas 2.500 de particulares.
Marcos ha afirmado que los consumos de agua ya muestran a quien incumple la normativa, pero los drones son «un sistema mucho más rápido y eficaz» y, en caso de incumplimiento, los vecinos asumirán una sanción.
Fuentes del Ayuntamiento informaron a Europa Press de que las sanciones serán «de 750 a 1.500 euros», según la gravedad, y que las multas se pueden acumular.
Vecinos del municipio han mostrado ya su disconformidad porque entienden que los drones violan su intimidad.
