¿Por qué mienten Laporta y los jugadores del Barça sobre Messi?

Joan Laporta y Leo Messi

La recurrente y agotadora cuestión sobre el retorno de Messi al Camp Nou reaparece siempre que, desde la presidencia, se precisa rellenar las semana con algún otro foco que no sea la disparatada gestión del Espai Barça, estos días sobrepasada por el terremoto Negreira.

Aun así, desde el entorno de Laporta se siguen emitiendo señales de socorro en la misma dirección de siempre: intentar vender el humo mediático sobre el regreso del mejor jugador de todos los tiempos por el interés personal del presidente en ese empeñó por recuperarlo.

Para empezar, Laporta podía no haberlo echado y renovarlo, como había prometido. Además, Laporta debe concentrar sus esfuerzos en reducir la masa salarial en 200 millones de cara a la próxima temporada, circunstancia que hace inviable y descarta cualquier opción azulgrana, teniendo en cuenta que ahora mismo Leo deshoja la margarita de su futuro entre una oferta del PSG, otra del Inter Miami de Beckham y una insuperable de Arabia Saudí.

La mentira -que, no obstante, remueve a cierta prensa- se enfrenta a otro desafío imposible que pasa por la inexistente relación entre Laporta y Leo, entre otros motivos porque el mejor jugador de la historia no quiere saber nada de quien lo engañó y lo echó de su casa, el Camp Nou, el día 5 de agosto de 2021. Los medios que hacen resonar esos tambores de reconciliación habían anunciado que Laporta se vería con Messi en la gala de The Best, donde el presidente azulgrana acompañó a Alexia Putellas, ganadora femenina del galardón. No sólo no se produjo ese encuentro, sino que Leo, por mediación de su entorno, volvió a advertir a Laporta, como en la fiesta del Balón de Oro 2021, que no cometiera el error de acercarse. No hubo foto ni tampoco el menor contacto.

El único reencuentro admitido fue el viaje de Jorge Messi a Barcelona semanas atrás con la única finalidad de disculparse por los comentarios de Matías Messi, hermano de Leo, diciendo lo que verdaderamente piensa la familia, que Laporta se portó imperdonablemente mal y traicioneramente con la estrella argentina. De aquella visita, Jorge Messi tomó nota de la voluntad de Laporta de organizarle un futuro homenaje, propuesta de la que no hay respuesta ni la habrá, y permitió que, como contraprestación, Laporta pudiera filtrar que se había producido aquel encuentro, pero en ningún caso especular con que habían hablado de nada más.

Por eso Laporta se limita a activar a distancia y artificialmente esa posibilidad mediante esa prensa patrocinada desde el club que ha aprovechado para recuperar la noticia preguntando a varios jugadores si deseaban el regreso de Messi. Así lo han proclamado, entusiasmados, Sergi Roberto, Jordi Alba y Marc-André ter Stegen, tres futbolistas que, en su momento, como el resto, se escondieron y no fueron capaces de levantar la voz contra el incumplimiento electoral y el cataclismo que produjo su baja en una temporada que acabó en blanco, y por la que el club dejó de ingresar 200 millones como primer efecto colateral. Estaría bien que, además de airear su deseo de que vuelva Leo, además de admitir que nunca debió ser invitado a salir por la puerta más humillante, estuvieran dispuestos a rebajarse sus fichas. Y estaría aún mejor que el presidente se dedicara a no fantasear y a gestionar la masa salarial de acuerdo a esos ingresos menguantes que no remontan.

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