Alguien tendrá que retocar la Wikipedia. En la entrada dedicada a la Fuente de Canaletes se lee que «es famosa por ser el lugar donde se reúne la afición culé para celebrar los éxitos del Fútbol Club Barcelona». Desde el pasado jueves, esta explicación queda corta. Ese día, cientos de aficionados acudieron a Canaletes a celebrar la victoria de su equipo. Y no era el Barça. Era la selección de Marruecos que se había clasificado para los octavos de final del Mundial de fútbol que se está jugando en Qatar.
Muchos culés tienen en su recuerdo las imágenes de la parte alta de la Rambla barcelonesa repleta de personas celebrando algún título o victoria del Barça y meneando al presentador de TV3 Arcadi Alibés. Este 1 de diciembre no estaban ni Alibés ni TV3 en la Fuente de Canaletes. Seguro que sí que había personas que compaginan su simpatía por el Barça y el apoyo a la selección de Marruecos.
Para muchos culés catalaneros sería una profanación que los partidarios de La Roja española celebrasen algún éxito deportivo en Canaletes. Que lo hagan aficionados con la bandera roja marroquí con la estrella verde en medio ha dejado descolocada a mucha gente. Y ha abierto los ojos a quienes se niegan a ver la pluralidad de nuestra sociedad actual.
En Cataluña estaban censados el 1 de enero de 2021, según datos del Instituto de Estadística de Cataluña (IDESCAT), 238.192 habitantes con nacionalidad marroquí, 132.572 de los cuales eran hombres y 105.620, mujeres. La comunidad de origen marroquí ha ido creciendo desde hace bastantes años en Cataluña y no sólo en Barcelona y las ciudades de su entorno metropolitano. Muchos chicos y chicas de padres marroquíes tienen la nacionalidad española. La cifra de personas que viven en Cataluña con vínculos con Marruecos supera de largo los datos del IDESCAT porque hay que tener en cuenta también los marroquíes que no están registrados oficialmente.
Ver la Fuente de Canaletes invadida por forofos de Marruecos me sorprendió y me satisfizo. Lo entendí como una representación perfecta de lo que es la Barcelona, la Cataluña y, en general, el mundo de hoy. Seguro que la Marta Ferrusola de sus buenos tiempos y los que piensan como ella lo verían o lo ven como una usurpación de una tradición que solo les pertenece a ellos. El tripartito progresista les robó durante unos años la Generalitat y ahora los marroquíes les roban el símbolo de Canaletes.
¡Y yo que me alegro!
